Otra jornada del juicio oral y público por el asesinato de Flavia Schiavo

Los dos primeros testigos fueron Aída Hernández, madre de quien fuera el menor arrepentido y que en la primera jornada dijo haber sido presionado por su tío para mentir, y Luis Daniel la Pava Sánchez, tío del menor e investigador que llevó al mismo ante la Justicia.
Hernández se sentó ante los vocales y dejó perplejos a todos al decir que se negaba a declarar, lo que obligó al presidente del Tribunal a señalarle que no estaba en condiciones de negarse y que era su obligación.
La mujer destacó que por el paso del tiempo no recordaba haber tenido conocimiento directo del hecho que le costara la vida a la joven Flavia, pero se le recordó que en sede de instrucción, ella había declarado que su hijo le contó que vio a Julio Figueroa hacer señas de haber tirado un tiro hacia abajo y decir que se cayó de rodillas. Pese a esto la mujer insistió en no recordar. Tras leerse lo declarado que consta en la foja 1935 del abultado expediente y reconocer su firma, la testigo, dijo “lo habré dicho”.

Hernández explicó con visible timidez y muy baja voz, que en esa época, su hijo se había ido de su casa a vivir con Pava Sánchez, luego de pelearse con ella y reconoció que en esa oportunidad escuchó que le dijo sobre la presencia de un auto bordó con varios ocupantes armados que llevaron a la joven.

Consultada sobre Sara Bodeman, una vecina de su barrio, y la realización de ritos umbanda, dijo nuevamente no recordar nada. En esa línea también destacó que su hijo tenía miedo y que ella le creyó siempre.
Ante sus constantes “no sé, no me acuerdo”, la mujer fue advertida por la vocal Marcela Badano sobre la posibilidad de incurrir en el delito de falso testimonio, tras lo cual la mujer contó que tiempo atrás su hijo le dijo que todo lo declarado en esa oportunidad era mentira, lo que le volvió a decir antes de ir a declarar en esta nueva instancia. Durante el interrogatorio, Aída Hernández dijo no conocer a los imputados, pero luego por sus dichos, quedó demostrado que conocía a Figueroa. La forma de declarar de la testigo y sus constantes dudas, hicieron que la Fiscalía solicitara su permanencia en Tribunales para analizar más tarde la posibilidad de pedir la imputación del delito de falso testimonio.

OTRO TESTIGO…
El segundo testigo en declarar fue el tan mencionado investigador que en su momento pusiera en el caso el querellante Gregorio Garro y que trajera a escena al testigo arrepentido que el lunes afirmó ante el Tribunal que había sido inducido y obligado a declarar contra los imputados, generando un revuelo entre los presentes.

Luis Daniel Sánchez, es un ex policía que trabaja de investigador y en esa oportunidad estuvo realizando numerosas averiguaciones en torno al caso, junto a otro ex policía y un comisario en actividad. La importancia de la declaración de Sánchez se debe a que el testigo Hugo Hernández lo acusó de haberlo obligado a decir lo que dijo en esa oportunidad.

El testigo aseguró que fue buscado en ese momento por el comisario Omar Pérez para trabajar en el caso y colaborar junto al agente Carlos Britos, en la investigación para aclarar el crimen de Flavia Schiavo.

Sánchez, haciendo alarde de su capacidad en el tema inteligencia, para el cual dijo estar capacitado, señaló que ellos solos comenzaron a recorrer barrios de la ciudad y así llegaron a Los Cachetudos, donde los rumores indicaban que algo podía surgir, ya que “escuchando” a la gente recabó datos que lo llevaron a su propio sobrino.

Por esta situación en la que ingresó a la causa su familiar, relató: “Pérez venía de parte del señor Garro y de la doctora Calveyra (la jueza de instrucción) y como me dijeron que ella iba a estar al tanto de todo, me interesó. Trabajando llegamos a mi sobrino con el cual teníamos una relación normal, pero no muy fluida. El chico se había ido de la casa y comenzamos a buscarlo, cuando lo vimos en calle 9 de Julio le dijimos que si sabía algo que fuera con la jueza, pero temía que lo mataran”.

“Fue a mi casa y luego a lo de Garro y allí a cuentagotas nos fue diciendo lo que se supo. Cuando a mí me hablaron Garro y la doctora Calveyra estaban al tanto de nuestro trabajo por lo que mi sobrino dio nombres como el de Bachi Scelzi y Julio Figueroa”, señaló sobre los acusados que hoy se encuentran procesados.

Sánchez dijo además que tuvo en su casa a Hernández y su familia para evitar represalias y que al chico lo acompañaban a lo del abogado donde contaba lo que recordaba y luego iban a la jueza.

Las contradicciones o inseguridades del testigo no dejaban claro si ellos presenciaban lo que el menor decía, destacándose varias contradicciones en sus dichos, que se acentuaban cuando las partes repreguntaban. Fue así que uno de los defensores lo puso en aprietos con algunas preguntas específicas sobre lo que era el trabajo de inteligencia y el trabajo de campo que realiza la Policía, lo que Sánchez no supo responder. También dio a entender que ellos presenciaron las entrevistas de Hernández y volvió a insistir en que la jueza estaba en conocimiento.
Esto dejó ver la reacción de la misma magistrada que estaba entre el público, que sorprendida no entendía al parecer lo que este testigo decía, dejando entrever que este entraba en declaraciones un tanto extrañas. El investigador dijo que le quisieron secuestrar el hijo y cuestionó al subjefe policial de Concepción del Uruguay, Carlos Seves, que restó importancia al hecho diciendo: “Ellos estaban en el poder”.
El ex policía transformado en investigador comentó al Tribunal haber recibido durante un tiempo varias amenazas, incluyendo venidas de familiares de algunos de los imputados. En la extensa exposición hizo saber que intervino en el caso porque consideró creíble lo que dijo su sobrino, indicando que en su casa se evitaba hablar del caso.

La falta de convicción en sus dichos y las dudas observadas, llevaron a repreguntar insistentemente, intentando saber el por qué se pasaba primero por el querellante Garro y no se iba directamente al juez, no quedando en claro cómo el menor iba recordando datos a cuentagotas, como decía su tío.

Sánchez dejó entrever además que su sobrino podía ser fantasioso y esa duda la tuvo presente por su condición de menor, lo que se surgió tras los resultados del primer juicio, consignó Uno. “Nos pareció sospechoso que mi sobrino se hubiera ido de la casa y por eso fuimos por él, ya que le creí cuando nombró a Figueroa porque la gente decía que este tenía que ver en el caso”, referenció, para alertar nuevamente: “La doctora Calveyra estuvo al tanto de todo lo que hacíamos, por lo que hicimos esto para ayudar a la familia y para que este caso no quedara impune”.

CAREO
Ante los dichos de Sánchez durante su testimonio, que llevaron a despertar dudas en el Tribunal y las partes, el presidente dispuso un careo entre la madre de Hugo Hernández y el investigador.

Sentados frente a frente ambos se mantuvieron en sus dichos, observándose una diferente actitud de mayor firmeza por parte de Aída Hernández, que al contrario del momento de declarar, se opuso con firmeza a lo que el ex policía decía, negando rotundamente que su hijo se fuera de su casa por temor a venganzas, ya que se fue por una pelea familiar que ambos mantuvieron, también dijo que jamás su hijo le mencionó algo del caso, ni nombró a Figueroa.

Tras el careo, la mujer volvió a declarar ampliando lo dicho en un primer momento, señalando que su hijo le contó que la Pava lo amenazaba con un arma de fuego apuntándole a la cabeza para que él aprendiera lo que tenía que declarar.
Tras su declaración, la mujer quedó desocupada, pero Sánchez permaneció hasta la finalización de la jornada, ya que la Fiscalía esperaba pedir se inicie una causa por falso testimonio, lo que no ocurrió y se esperará por disposición del Tribunal, la finalización del juicio para decidir.

Durante la tarde declararon varios testigos que no aportaron mayores datos de utilidad a la causa, disponiéndose la citación del funcionario policial Omar Pérez para declarar en las próximas horas, pasándose a un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30 donde se iniciará la cuarta jornada del juicio oral y público.

EX PAREJA
Por la tarde declaró la ex pareja de Oscar Ventos, Soledad Ayala, quien dijo no recordar lo que había ocurrido por el paso del tiempo, pero al ser advertida de que estaba bajo juramento, recordó que Ventos le había dicho que él le había dado el mazazo a Flavia, publicó La Calle. Dijo que lo había denunciado en el juzgado ante Calveyra y que cuando volvía a su casa, había sido interceptada por Ventos quien la hizo subir a un auto y la llevó a lo de un abogado, y que el profesional la acompañó a cambiar su declaración, coincidiendo con lo dicho el lunes por su hermano Jorge Eduardo Ayala.

Luego fue el turno de su hermana Leticia Ayala, quien recordó el miedo que le tenía su hermana a Ventos y que le había comentado los dichos de su novio acerca de la muerte de Flavia. Leticia agregó que unos días antes del comienzo de este nuevo juicio Ventos fue a la casa de su hermana Soledad, pero que esta no lo había atendido y aseguró que la chica “está muerta de miedo por lo que pudiera pasarle a sus tres hijos chicos”. Ante esto Soledad Ayala fue llamada a la sala y confirmó que Ventos había ido a su casa unos domingos atrás, pero que no le había dicho nada porque ella no lo había atendido.

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