Pese a que el ex intendente Juan Carlos Cresto fue quien permitió que una obra que pertenece a una parcialidad religiosa se emplazara en San Carlos (visitado por otras parcialidades y por agnósticos y ateos), no accedió el año pasado, o por lo menos eso fue lo que trascendió, a otro pedido de dinero público por parte de Sissara.
En esta oportunidad y pese a que en el municipio le explicaron a Sissara que no le podían dar así como así dinero público, que se necesita de trámites y documentación respaldatoria, no quedó conforme. Enojado, arremetió “discriminaron mi presencia y manipulando mi estadía con el único propósito de no acceder a restaurar el Cristo de Concordia”.
Asegura además que no le queda “ningún peso de ganancias”, una expresión con la que quizá pretenda semejarse a ese Cristo que él anda ofreciendo.
Independientemente de las críticas sobre calidad artística de esa obra escuchadas por este medio, lo más importante es que San Carlos es un lugar público visitado por personas de las más variadas creencias o por agnósticos y ateos, de modo que solo Cresto podía comprometer al Estado con una parcialidad.
Sissara, que al parecer pretende que sea la sociedad la que se agolpe en el municipio a reclamarle a Bordet, se esperanza y dice “espero que los ciudadanos de esta ciudad… las 50 mil personas que un día nos abrazamos por amor y sentimientos bajo esta humilde cruz de madera, pueden reclamar los derechos y el respeto que el Cristo de San Carlos se merece”.