Oficios perdidos, oficios recuperados

Leandro Trupiano, profesor de Ciencias Sociales, es el autor del libro “Rescate histórico de viejos oficios”. En la obra describe algunos oficios que se fueron perdiendo en el sobrevenir de la historia de la ciudad. “Como para darte un ejemplo, acá en Concordia tenés el picapedrero. Era un beneficio más que nada familiar que se dedicaba a trabajar el tema de los adoquines. Iban a las canteras, tenían que sacar las piedras del agua, marcarlas las medidas, ver que piedra servía y con eso hacían las calles de adoquines que estaban en Concordia”, dijo Trupiano.
“Le daba todo un toque de una época muy específica. Este oficio se dedicaba a labrarla, a trabajar con el cincel, el martillo, tenían que tener una medida específica, era un trabajo muy pesado; llevaba mucho tiempo porque tenían que ir a acampar a la cantera y dedicarse a estar varios días ahí”, añadió.
Otro ejemplo es el sastre artesanal. “Se ha perdido también. Los pocos que quedan trabajan con máquinas de coser eléctricas desde hace más de 50 años. Era un trabajo muy personalizado; muy detallista. Es como que se han perdido los últimos oficios que se dedicaban a hacer todo manual, artesanal”, dijo Trupiano. “Del sastre se pasó al modisto y otros se fueron transformando en tintorerías. Hoy encontramos algún que otro sastre pero no es el que teníamos en la década del 50”, añadió.
Aunque parezca inverosímil, el oficio ferroviario es otro que está en vías de extinción. “Fue uno de los que se perdió en forma involuntaria. Tenía que ver con políticas de Estado y eso ha generado mucho sentimiento de pérdida, de duelo, mucho dolor. El oficio se transmitía de generación en generación. Hoy tenemos abuelos de 80 años que el papá era ferroviario; el abuelo era ferroviario; los hermanos eran ferroviarios. Era una cuestión muy afectiva”, dijo el autor del libro.
Luis Cartoccio, secretario de la Tercera Edad de la seccional Concordia de la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (APDFA) coincidió con el planteo. “El oficio ha ido desapareciendo a raíz de las concesiones que se hicieron en la funesta década del 90”. Dentro del ferrocarril había muchos oficios: torneros, mecánicos, electricistas, personal administrativo, contadores. La ex Línea General Urquiza corría desde Lacroze a Posadas y en Monte Caseros se bifurcaba a Corrientes Capital. Aparte había un servicio de Concordia a Paraná, vía Federal. En Concordia trabajaban alrededor de 2000 empleados distribuidos en galpones de máquinas, de tráfico, de mecánica.
“Pero nosotros que somos jubilados hemos nacido ferroviarios y vamos a morir ferroviarios. A pesar de que estamos jubilados, la actividad laboral continuamos siendo ferroviarios. No perdemos la esperanza de que el ferrocarril, que en países adelantados nadie ha prescindido de ellos porque tienen mucha importancia en el transporte en general, acá en Argentina renazca como un servicio a la comunidad”, señaló Cartoccio.

Sin plata ni equipamiento

Horacio Castagnini, rector de la Escuela Técnica Nº 1, aseguró que el establecimiento está “mejor” en materia de equipamiento. La mejoría está directamente ligada con la sanción en 2006 de la ley de Educación Técnico-Profesional y en 2007 de la Ley de Educación. “Aparece una fuente genuina de aportes”, explicó.
En consecuencia, si la escuela confecciona proyectos y justifica la necesidad de contar con nuevas herramientas para incluirlos en un proceso de enseñanza y aprendizaje recibe los montos que solicita. “Con esos montos uno va comprando equipamiento nuevo”, explicó Castagnini.
La escuela atravesó un período comprendido entre los años 1992 (en ese año se transfieren las escuela secundarias de la órbita de la Nación a la provincias) y 2006 sin poder actualizarse. “No hubo plata para las escuelas técnicas. Si no había plata tampoco había equipamiento, modernización: no hubo nada”, señaló el rector. “Las provincias no estaban en condiciones de recibir a las escuelas técnica que son las grandes perjudicadas”, indicó.
La cuestión no sólo pasó por lo económico. Castagnini recalcó que no había gente formada en el Consejo General de Educación para hacerse cargo. Y el personal capacitado, a medida que se fue jubilando, dejó sus lugares en manos de otras personas sin la capacidad requerida. “Todo eso produjo un inconveniente: consideraron a las escuelas Técnicas como si fueran una escuela común”, expresó.
A diferencia de cualquier escuela secundaria, la Técnica tiene 50 tornos. “Hay que lubricarlos, cambiarles las correas, rectificarlos, repararlos, tienen problemas eléctricos y para eso no había plata”, especificó. Es más, aún no hay dinero para aceite, correas, o disyuntores porque el mantenimiento no está contemplado en los presupuestos. Cuando hay un problema, la solución proviene de los voluntarios y los amigos. “Pero cuando la rotura es muy grande te complica la vida. Así no puede ser la enseñanza”, indicó.
No obstante, la incorporación en la orgánica de la provincia de la figura del director de Educación Técnico-Profesional puede mejorar la situación. “Hay una persona que conduce todo el aparato de las escuelas técnicas”, señaló Castagnini. “Se lo separa de las otras escuelas para darle una jerarquía diferente. En ese aspecto creo que estamos mejor”, señaló.
Recién hace dos años comenzaron a comprar máquinas. “Más o menos a la fecha ha ingresado equipamiento por unos $ 800.000”, calculó Castagnini. Con ese dinero adquirieron herramientas de mano y herramientas grandes: desde destornilladores hasta tornos y computadoras.
No obstante, se necesita una capacitación docente específica para enseñar a trabajar con las nuevas maquinarias. “Es una pata que está faltando. La gente que va estar con esa máquina no se formó en ese equipamiento. Si tiene saberes es porque los obtuvo informalmente. Entonces va a pasar un tiempo hasta que mejore la enseñanza”.
En cuanto a la demanda de egresados para desempeñarse en un oficio determinado, Castagnini dijo que depende desde que lugar se lo mire. “Si lo medimos en cantidad de alumnos, la oferta es menor porque hay menos alumnos que eligen este tipo de escuelas”, explicó.
Ahora, si se analiza la demanda externa dijo que, hasta el año pasado, era “interesante”. Las empresas que suelen solicitar alumnos son: CTM, Masisa, Toyota. “Permanentemente estaban buscando egresados de la escuela. Este año no he recibido ningún pedido de alumnos que todos los años recibimos”, señaló.
“Hasta de alguna pequeña empresita vienen y preguntan: ‘no tenés alguno que podamos meter acá’”, dijo el rector. No obstante, mencionó que muchas veces se encuentran con que los pequeños empresarios no quieren invertir en los saberes que la escuela no cubre porque no saben si el alumno se va a quedar en la empresa. Con las pasantías sucede lo mismo, los empleadores tienen temor de invertir en un alumno que eventualmente podría decidirse por estudiar ingeniería.

La debacle metalúrgica

El secretario adjunto de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Entre Ríos, Hugo Galetto, aseguró que cuando tomaron la conducción del sindicato en el 2000 era una época “muy difícil”. “Era la debacle de la industria; no había trabajo y al no haber trabajo se fue perdiendo el oficio”, indicó.
En toda la provincia no llegaban a los 1000 metalúrgicos agremiados. Un número escaso para un gremio que agrupa diversos ramos: torneros, operarios de metalúrgica pesada y mediana; de línea blanca (cocinas, lavarropas, etc.); de aberturas; reparación de carrocerías de automotores y acoplados; rectificación de motores. “Tenemos que tener en cuenta que la provincia no es como otras provincias donde la metalúrgica incluye la fabricación de elementos agrícolas, las envasadoras y el tema alimenticio”, dijo Galetto haciendo referencia a Santa Fe.
En 2003, luego de la devaluación, “se empezó a abrir el horizonte”. “Del 2003 al 2008 llegamos a 2500 trabajadores metalúrgicos. Crecimos un 150 %”. El crecimiento no se detuvo hasta el año pasado. “Ahora estamos un poco estancados”, se sinceró.
En general, la actividad creció en todos los ramos. Un ejemplo es San Salvador. “Tenemos una empresa que hace los caños para las perforaciones. Con el tema de los pozos y los riegos es una actividad que también nos acarrea trabajo”, dijo el secretario adjunto. Otro modelo es la rectificación de motores agrícolas de 2003 en adelante “porque se empezó a mover el agro”. Además se incluye la exportación de productos al exterior como los termotanques y el amoblamiento de cocinas.
Geográficamente, Galetto enfatizó la presencia de empresas importantes en el Parque Industrial de Gualeguaychú y en menor medida en Concepción del Uruguay y Paraná.
El oficio metalúrgico ha recibido a muchos trabajadores que salieron de las escuelas técnicas con la teoría pero sin la práctica. “Hoy la gente que tiene ese trabajador que sabe desempeñarse y manejar las herramientas no lo quiere perder”, dijo Galetto.

Sobreviviendo a la marea importadora

Hugo García, Presidente de la Asociación de Carpinteros y Muebleros de la región de Salto Grande, aseguró que deben enfrentar un problema: la pérdida del oficio. “Se estaba perdiendo el oficio del carpintero y la pregunta era como reactivamos esa condición de recuperar el oficio”, indicó. En la década del 90 comenzaron a ingresar muebles de exportación al país. “Era difícil poder competir contra ellos”, mencionó. Antes los carpinteros fabricaban los muebles y las aberturas. Aunque García admite que el mundo cambió y ya no hay lugar para los carpinteros ebanistas.
Otro factor que desequilibró la balanza fue la naturalización de la utilización de tarjetas de crédito. “Nosotros no tenemos como contrarrestar a eso”, mencionó García. La única manera de competir es apostar a la actualización tecnológica para conformar un modelo de producción y reducir costos. “Eso es lo que nosotros apostamos ahora”, indicó.
Además el oficio se secó de savia juvenil porque carece de gente joven. “Tenemos la escuela técnica que es importante de donde han salido maestros carpinteros pero falta incentivación”, mencionó García.
La Asociación está a punto de recibir maquinaria de última generación de parte del Ministerio de Desarrollo Social. La intención es que los alumnos avanzados de la Escuela Técnica y del Centro de Formación Profesional puedan realizar una pasantía con un sueldo. “Creo que eso va a reincentivar el oficio”, dijo el presidente.
“Esto no va a competir contra el carpintero; esto va a abrir la industria y va a mejorar la competitividad que es lo principal. La carpintería puede ser una salida laboral”, remarcó. “Puede sacar a chicos jóvenes de la calle que tienen la oportunidad de aprender un oficio. Muchos chicos no pueden terminar la primaria o la secundaria por distintos motivos. Pero ha medida que vayan incursionando en el oficio los va a llevar a terminar el estudio”, agregó García.

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