Las zonas más reacias a contribuir con el servicio son las más alejadas del centro. “Depende de la zona de la ciudad, oscila entre un 70 %, un 50 % y en algunos barrios un poco menos quienes pagan. Hay barrios donde pagan muy poquitos, un 10 %”, indicó. Mosna no cree que la resistencia al pago se deba a una cuestión cultural, arraigado en la creencia errónea de que el agua no se paga, sino que hay vecinos que no están contentos son lo que se les brinda o consideran el servicio insuficiente. Aunque admitió que hay quienes no pagan porque no quieren. En esos casos, optan por realizar intimaciones y gestiones de cobro.
En cambio, en la zona céntrica y dentro de los boulevards, el porcentaje se eleva significativamente llegando a un 80 o 90 % el porcentaje de contribuyentes que pagan en tiempo y forma. Si se cruzaran los datos de toda la ciudad de la facturación que se emite, ingresa a las arcas del Ente el 58 % del total, según el último registro. Eso no quiere decir que el porcentaje de contribuyentes que paga es del 58 %. “Dentro de todo, creo que vamos por buen camino. Falta mucho por hacer obviamente pero se está yendo por buena senda”, dijo.
Analizando las causas de la rebeldía fiscal, se encontraron con que el servicio no era bueno y la calidad del agua era deficiente o no tenían cloacas. “En algunos barrios se está trabajando mucho, a través de la parte técnica, porque había muchos lugares donde había un servicio muy deficiente. Entonces por ahí también se dificultaba el cobro del servicio”, indicó. Por ende, apuntaron a mejorar el servicio respaldando la intención de cobrar el mismo. En ese sentido, Mosna destacó la tarea de Juan José Grigolatto y Mireya López Bernis.
Por otra parte, en el año 2015, el municipio aportó el 55 % de los recursos que el Ente gasta en forma anual. “Vale aclarar que por el funcionamiento de Obras Sanitarias, sobretodo porque es un servicio público, y por las características particulares, es un organismo que tiene ciertas dificultades para funcionar”, indicó.
Mosna sostuvo que el intendente Enrique Cresto decidió que el Ente vuelva a ser autárquico para poder autofinanciarse. En consecuencia, en 2016 se trabajó tratando de disminuir el déficit y el aporte que realiza la municipalidad. “Pero hemos tenido una gran dificultad en cuanto a los dos grandes costos que tiene, sacando el personal, que son la energía eléctrica y los insumos químicos para tratar el agua”, indicó.
La primera factura de luz que recibieron en esta gestión, en 2015, era de $ 227.000. “La de este año, en este momento, es de $ 1.500.000 aproximadamente. Esto para que se tenga en cuenta la magnitud del aumento”, graficó.
“Fue una de las cosas que nos complicó; sino estaríamos muchísimo mejor”, acotó Mosna. En ese sentido, indicó que antes se gastaban $ 3.000.000 al año en la energía eléctrica y hoy están por encima de los $ 18.000.000. El presupuesto de este año del Ente es de $ 140 millones. O sea que el 12,8 % del total se gasta en energía eléctrica.
El incremento se debió a las modificaciones del cuadro tarifario. Mosna explicó que Obras Sanitarias sigue consumiendo la misma cantidad de energía que, por otra parte, no es poca. En la planta, los motores de impulsión, de extracción, son eléctricos y necesitan funcionar las 24 horas. “Extraer y elevar el agua requiere bastante energía”, indicó. Además se han incorporado a la red de agua potable 14 perforaciones para los barrios. En consecuencia, Obras Sanitarias maneja 38 pozos con sus bombas eléctricas.
Respecto de los químicos, indicó que aumentaron entre un 120 % y un 150 %. Los más utilizados son:
- El PAC, policloruro de aluminio, es el coagulación: tiene la función de clarificar el agua. Cumple la misma función que el sulfato de aluminio, que hoy no se está usando. El PAC entre otras ventajas respecto al sulfato, es liquido por lo tanto es más fácil su transporte y dosificación.
- El gas cloro: tiene la función de destruir microorganismos patógenos, causantes de enfermedades de transmisión hídrica y elevar el PH.
- La cal hidratada: tiene la función de evitar que el agua sea corrosiva para las instalaciones.
“A pesar de que se ha trabajado muchísimo, nos falta cerrar, que seamos autónomos financieramente. Este año, hasta el día de hoy, el aporte de la municipalidad es de un 14 %. Es decir que del total de lo que se ejecutó y se gastó de Obras Sanitarias este año, el 86 % fue con recursos propios”, indicó. Los recursos salen de la tasa de agua y cloacas y de los servicios que presta el Ente. El interventor espera que las cifras se mantengan a pesar de que la época del año critica para Obras Sanitarias, debido al calor y la falta de agua, recién comienza.
En 2015, la situación era muy diferente: Obras Sanitarias solo alcanzaba a recaudar el 45 % de sus gastos de funcionamiento y el municipio solventaba el déficit que rondaba el 55 %. “Creo que se está viendo el trabajo”, acotó. El año pasado, el Ente recaudo el 50 % y el municipio aportó lo restante.
Entre las modificaciones, Mosna rescató la instalación de 700 medidores domiciliarios que deriva de una política de bonificaciones y recargos para quienes no lo instalen. “Nos parece algo muy justo porque la persona que tiene medidor conserva, cuida más el agua”, señaló.
Además indicó que este año se decidió desdoblar el cobro de la tasa. Antes se realizaba bimestralmente. Eso les provocaba inconvenientes dado que los meses en que vencía la tasa tenían recursos para hacer frente a los gastos opero los meses que no sucedía eso, el Ente dependía de la voluntad del municipio de hacer frente a sus gastos de funcionamiento. Pero desde enero se puede pagar en forma mensual. Por una cuestión operativa, se repartía mensualmente la boleta pero desde el mes pasado se distribuye bimestralmente. No obstante, el periodo de pago se divide en la misma boleta. Al igual que el gas natural, la factura tiene dos troqueles que se pagan aparte aunque también se pueden abonar al mismo tiempo.