La querella se había unificado para pedir la pena máxima. “Sabíamos que era muy difícil y por eso habíamos puesto una alternativa que era de 25 años que es el máximo de pena de prisión que se puede otorgar en este país”, recordó Oberlin.
La abogada aseguró que el tribunal fijase una condena “mucho más alta” debido al “valor simbólico”. Si bien varios de los imputados ya fueron condenados a prisión perpetúa en otros casos, o sea que no se iba a modificar de por sí su situación procesal, le atribuyó valor simbólico. “Iba a dejar muy en claro que en este país los delitos de apropiación de menores, que son extremadamente repudiados, van a tener mayor condena”, indicó.
“No puede ser que una apropiación, con todo lo que implica: un daño muy grande a la persona apropiada pero también a su familia dado que estamos hablando de madres, tíos, hermanos, abuelas, padres, primos. Son años buscando a las personas”, dijo la letrada. Eso significa “años de levantarse todos los días preguntando que pasó con este niño o esta niña que fue secuestrada durante la dictadura”.
Oberlin explicó que lo que se pena es “un daño inconmensurable que se traslada de generación en generación”. Por lo tanto, calificó de “realmente horroroso” el significado de la sentencia para quienes tienen contacto con los familiares de las personas que buscan a sus familiares apropiados. “Es espantoso y espeluznante ver como se reactualiza día a día el dolor que implica esa ausencia”, indicó.
“Vamos a seguir peleando para que un día en este país se asuma que la desaparición y el secuestro de niños nacidos con sus madres en cautiverio o que fueron secuestrados de sus madres sea uno de los delitos más horribles que sea han vivido en este país”, agregó.
Por otro lado, aseguró que en la causa quedaron cuestiones pendientes. Una de ellas es el paradero del hermano mellizo de Sabrina Gullino. Si bien hubo algunas pistas que surgieron durante el transcurso del proceso, aún se desconoce la identidad del joven. “Es espantoso ese aspecto del juicio justamente porque Sabrina, que recuperó su identidad hace tres años, no puede dedicarse a conocer plenamente a toda su familia, a reanudar sus vínculos porque tiene la angustia de tener que estar buscando a su hermano”, dijo Oberlin.
“Vamos a seguir peleando como lo hacen las Abuelas en su búsqueda infinita. La verdad es que en ese sentido, como país, tenemos que estar muy orgullosos de que hemos dado a estas mujeres tan maravillosas que a pesar de los años, el cansancio y todos los reveses que han sufrido, siguen peleando por la búsqueda de sus nietos”, manifestó.