El anuncio oficial sobre las conclusiones de una revisión de tres meses fue formulado mientras Obama discutía sus hallazgos en una seria de reuniones con su gabinete, con representantes de organizaciones de defensa de los derechos civiles y funcionarios del área de seguridad.
La ciudad de Ferguson, estado de Missouri, fue escenario de violentas protestas, saqueos y disturbios luego de que Brown, de 18 años, fuera muerto el 9 de agosto pasado al recibir seis tiros disparados por el policía blanco Darren Wilson, de 28 años, durante un confuso episodio.
La violencia retornó a Ferguson la semana pasada y las protestas se extendieron a más de 170 ciudades de todo el país luego de que un gran jurado decidiera no imputar a Wilson y dejarlo libre de cargos al considerar que mató a Brown, quien estaba desarmado, en defensa propia.
"El presidente y su administración están muy enfocados en los asuntos subyacentes que se han revelado de manera bastante cruda en Ferguson", dijo el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, en declaraciones a periodistas.
Tras la revisión, Obama decidió proponer un paquete de medidas por 263 millones de dólares para incrementar el uso de cámaras montadas en los uniformes de policías para que graben sus interacciones con civiles, mejorar el entrenamiento de las fuerzas del orden y sumar recursos para una reforma policial.
El paquete incluye 75 millones para ayudar a dotar de cámaras a los uniformes de unos 50.000 policías, mientras que los gobiernos locales y estatales correrán con el restante 50 % de los costos para este fin.
En 2011, según estimaciones del FBI, el número de policías en todo Estados Unidos era ligeramente inferior a 700.000.
Luego de la muerte de Brown y de las subsecuentes protestas, Obama ordenó una revisión de los programas federales que financian la transferencia de equipamiento militar para las policías estatales y locales, ante críticas al hecho de que manifestaciones populares eran reprimidas hasta con vehículos blindados.
Incluso, Obama pareció estar de acuerdo con esa aparente incompatibilidad al anunciar la revisión, en agosto.
"Hay una gran diferencia entre nuestras Fuerzas Armadas y nuestras fuerzas de seguridad locales, y no queremos que esas líneas se desdibujen", señaló entonces Obama.
Sin embargo, Earnest dijo que el presidente no quiere tocar esos programas, que son autorizados por el Congreso, porque resultaron ser útiles en otras ocasiones, como en el atentado contra el Maratón de Boston.
"No está claro que haya una inconsistencia con respecto a la forma en que se implementan, se estructuran y se auditan estos programas, y eso es algo que necesita ser abordado", señaló Earnest, citado por la cadena CNN.
Obama quiere pedir a su equipo que le entregue dentro de 120 días recomendaciones para aumentar la "rendición de cuentas" en el uso de esos equipos militares, en particular para explicar "para qué van a usarse", declaró a los periodistas una fuente de la Casa Blanca, según informó la agencia de noticias EFE.
Las propuestas serán remitidas al Congreso en las próximas horas, y se espera que la Casa Blanca pida que los legisladores incluyan al menos parte de los fondos en un presupuesto para el año fiscal 2015 que los congresistas tienen previsto aprobar antes del 11 de diciembre.
Obama explicó esas propuestas en tres reuniones relacionadas con las tensiones en Missouri, la primera de ellas con miembros de su gabinete.
A continuación, Obama y el vicepresidente, Joseph Biden, se reunieron con líderes de derechos civiles y jóvenes activistas; para después encontrarse con funcionarios locales, jefes de policía y líderes religiosos a fin de conversar sobre cómo mejorar las relaciones entre ciudadanos y agentes de seguridad.
Wilson renunció el fin de semana a su cargo de policía a raíz de "amenazas creíbles" contra el departamento de policía de Ferguson y otros oficiales, explicó ayer su abogado, Neil Bruntrager, a la cadena NBC.