A pesar de que parte de la comunidad internacional le exige a Estados Unidos «pruebas» sobre su certeza de que fue Al Assad quien ordenó el bombardeo del 21 de agosto que terminó con la vida de más de mil personas, entre ellas cientos de niños, Barack Obama insistió con que el responsable de ese ataque con armas químicas fue el presidente sirio.
Dijo que «las imágenes de los hospitales» y de los muertos tirados en las calles de Damasco «corroboran» que fue el régimen el responsable de esa matanza. «El mundo lo ha visto», enfatizó el presidente estadounidense quien, además, acusó a Al Assad de «estar preparando nuevos ataques».
«Esto y el uso de armas químicas es un grave peligro para nuestra seguridad nacional y para nuestros aliados (en la región): Israel, Líbano e Irak», enumeró y luego de dejar claro que «esta amenaza debe ser enfrentada», anunció que la acción militar va a «ser limitada en acción y objetivos», uno de los cuales es «llevar a Al Assad ante las autoridades por el crimen» que, según Obama, cometió.
Aseguró que «no vamos a poner efectivos en el terreno», por lo cual se descarta que los ataques serán aéreos, y ratificó que «estamos listos para atacar cuando decidamos hacerlo». «Esto no tiene que ver con plazos. Puede ser mañana, en una semana o en un mes. Pero estoy preparado para dar esa orden. He tomado esa decisión convencido de que va a ser lo mejor para nuestra seguridad nacional», dijo el Nobel de la Paz.
«Tenemos que tomar acciones decisivas ante este acto abominable y estoy dispuesto a dar la orden. Pero considero que nuestro poder radica también en nuestro ejemplo de democracia, por eso pediré autorización al Congreso», remarcó en una breve alocusión.
Frente a la Casa Blanca, cientos de personas se manifestaron con proclamas y carteles para instar al gobierno a abstenerse a una acción militar. «No a la guerra en Siria». «Manos fuera de Siria» o «Irak, Libia, Siria-guerra sin fin para el imperio» fueron algunas de las consignas.
