El incremento de los valores que se resolvería este fin de semana afectaría tanto a las naftas como al gasoil. La producción de crudo a nivel nacional se cotiza a valor dólar, aunque en niveles diferenciados o desenganchados de la evolución del mercado mundial. Esto se había resuelto de ese modo durante la gestión kirchnerista, para evitar por un lado quedar atado a los vaivenes y la creciente inestabilidad del mercado internacional, y permitir una mayor previsibilidad a las empresas petroleras para que inviertan en exploración. Estos valores, que originalmente eran más bajos que la cotización mundial, con el derrumbe de esta última pasaron a ser muy superiores. Tras la devaluación de diciembre, el Ejecutivo nacional redujo el precio en boca de pozo del crudo en diez dólares. Pero la combinación entre esa disminución y el incremento del dólar dio como resultado un incremento en la factura que debían pagar los dueños de estaciones de servicio.
La recomposición de la rentabilidad que les prometió Aranguren a fin de 2015 no pudo ser concretada del modo esperado. La persistencia en la suba del dólar frustró los cálculos, y la intención de recomponer los precios en dos etapas. Este seguramente será el tema de discusión mañana en el Ministerio de Energía, en la reunión a la cual los empresarios de la venta de combustibles, refinadores y petroleras esperaban ser convocados en las próximas horas.
Según el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García, el cruce de opiniones estará inserto en un escenario recesivo, que ya empieza a impactar en la venta de combustibles. “El gobierno tiene una participación superior al 60 por ciento de la torta de ventas”, dijo en alusión a la incidencia impositiva en el precio. “Eso explica por qué no le molesta cada vez que se dispara el precio de la súper: hay un interés recaudatorio detrás”, agregó García. Luego señaló que “en cualquier país del mundo, el combustible se abarata cada vez que baja el barril, y acá ocurre lo contrario. La gente sabe mejor que Aranguren que el precio de la nafta cada vez pesa más en el bolsillo; hay que ver cuánto resiste el discurso del combustible barato que todavía pronuncian los voceros del macrismo”, concluyó.