“La evaluación empieza el primer día de clase, y es un proceso. Ningún examen puede definir el futuro de un chico. Todos los días vamos valorando los esfuerzos, el trabajo, lo aprendido, y a partir de los errores, volver a partir, volver a empezar”, recalcó la docente.
No obstante, hay asuntos clave que se mantienen, como la nota necesaria para poder promocionar: el seis. “El seis se mantiene como nota para poder promocionar. Pero el número es un grado de valoración. Pero en la evaluación se ponen otras cosas en juego. El número es la constatación de que esos aprendizajes dados fueron verdaderamente aprendidos, que fueron incorporados por el alumno”, afirmó Mangeón.
El proyecto de reformulación del sistema de evaluación en la escuela secundaria en la provincia ya está listo, y sólo resta que sea puesto en práctica por las autoridades de Educación, y eso podría ocurrir en los próximos veinte días, antes de que concluya el primer trimestre del ciclo lectivo 2011.
“No son cosas nuevas, ni se trata descubrir nada que no se sabe -aclaró la responsable de la transformación curricular-. Es reconstruir lo que había, cambiar las formas de dar clase, conocer a los alumnos, tener en cuenta la inclusión, y eso demanda más atención, una educación más personalizada”.
Es decir, no sólo se cambian de raíz los contenidos -este año se generalizó la transformación curricular en la provincia- sino los modos de evaluar a los alumnos. No habrá exámenes filtro, ni pruebas definitorias para decidir la suerte de los estudiantes.
“En realidad -apuntó Mangeón- lo que se plantea es recuperar la lógica de la transformación. No podemos seguir evaluando como se hace hasta ahora. La transformación implica además revisar las prácticas escolares, y por ende la evaluación”.
Si un alumno presenta dificultades, dijo la docente, hay herramientas disponibles para acompañarlo, y en esa tarea clave el profesor de una asignatura determinada tendrá a su disposición a los tutores, que, en contra turno, a partir de un programa financiado por la Nación, podrán dar apoyo extra.
Sin acuerdo
Claro que los cambios que impulsa Educación no encuentran eco favorable en las filas del principal sindicato del sector docente, la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER). Durante el plenario de secretarios generales del sindicato, el 29 de marzo último, los vocales gremiales que se desempeñan en el CGE plantearon que “construir normativas no muestra necesariamente la voluntad de intervención ni de transformación, máxime cuando estas no son producto del debate colectivo y su elaboración adolece de procesos democráticos”.
“Entendemos que la construcción de prácticas evaluativas forma parte de todo proceso educativo e incorpora los sentidos de los sujetos que intervienen en los mismos. Si los principios transformadores escritos en las normativas reproducen las prácticas tradicionales en las aulas, solo hablamos de promediar y no de evaluar. Existe una relación dialéctica entre enseñar y aprender de igual manera que entre planificar una política y construirla como transformadora”, señaló el gremio.
Mangeón desmintió esa versión: la propuesta, argumentó, fue puesta en conocimiento de todos los vocales para su evaluación, incluida la vocal gremial, Susana Cogno. Pero evita la polémica, y se centra más la cuestión técnica, en explicar para qué cambiar el modo de evaluar en la secundaria. “La prueba, el examen, es un instrumento más dentro de otros posibles. Si un chico muestra dificultades, hay otras herramientas, como las tutorías, para poder acompañarlo. Pero hay que desterrar la idea de que el examen, el resultado de un examen, es decisorio”, apuntó.
Estudian aplicar códigos de convivencia en la primaria
Las amonestaciones ya son historia en la escuela secundaria: las sanciones punitivas ante una falta por parte de los alumnos fueron reemplazadas por sanciones de tipo educativas. Así, la penalización se reemplaza por un acta acuerdo que el estudiante firma y a través de la cual se compromete a no reincidir en la falta.
El nuevo sistema rige desde hace dos años en Entre Ríos. En 2009, el CGE dispuso “actualizar” los antiguos códigos de convivencia, ahora bautizados acuerdos de convivencia, y suplantó la potestad de los rectores que, ante un acto de indisciplina del alumno apela a un sistema gradual de sanciones, las amonestaciones, a veces dejándolo al borde de la expulsión.
Ahora, lo que se impone es una resolución “pacífica” de los conflictos, con la introducción en la escuela de las figuras de la mediación y la negociación entre las partes ante un conflicto. A través de la resolución Nº 1.692, el Consejo de Educación ordenó la “caducidad de las normas de disciplina” por acuerdos escolares de convivencia que se renuevan año a año.
La idea es que las escuelas apliquen una “pedagogía más humanista”, sostuvo la coordinadora del Programa Enredarse del Consejo de Educación, Adriana Wendler. “Por eso, los antiguos códigos de convivencia han ido cambiando conforme fueron evolucionando las leyes. Planteamos un régimen no punitivo, sin educativo, para que el chico pueda aprender de los errores”, señaló.
La actualización de los acuerdos de convivencia escolar que se aplicarán este año ya fueron elaborados por las escuelas, y revisados por los supervisores escolares, y ahora resta que Educación les dé el visto bueno para que comience su instrumentación. “Se analizaron 440 acuerdos, y hubo muy pocos para reformular. Entiendo que hay una mayor concientización en las escuelas, algo que cuesta, porque esto es un proceso, pero se está cambiando”, añadió.
Pero así como la escuela secundaria tiene sus propios acuerdos de convivencia, ahora en lo que se piensa es en replicar esa experiencia hacia el interior de las escuelas primarias. “Ya tenemos escrito el texto, con los aportes que han hecho los directores de escuela durante la recorrida que realizamos durante el mes de marzo. Lo que se hizo fue relevar las necesidades que planteaban las propias escuelas”, apuntó Wendler.
En realidad, se trata de aplicar un marco normativo novedoso. “En realidad -aclaró la funcionaria- desde el Ministerio de Educación de la Nación se trabaja en acuerdos escolares de convivencia sólo para el nivel secundario. Pero en la provincia surgió la necesidad de aplicarlos también a la primaria. Lo que se ve es que se han roto los vínculos de familia y escuela, y lo que se procura con esto es recomponer esas relaciones, trabajar con la familia desde los valores”.
Aunque los hechos de violencia que se dan en la escuela secundaria también ocurren en la primaria, admitió a El Diario Wendler, no es sólo por esa única razón que se intenta aplicar los acuerdos entre el primer escalón del sistema educativo. “En el nivel primario empezamos a trabajar desde el año pasado con el marco legal para este nivel de enseñanza y se está capacitando para poder implementarlo en los establecimientos de primaria cuanto antes, pero como son muchos más que los de secundaria, va a llevar más tiempo”, comentó Wendler.