“Como toda Nochebuena; como toda Navidad que celebramos, vemos el rostro del hijo de Dios humanizado en un hombre, y es una invitación a humanizarnos también nosotros”, indicó. “Cuando el hijo de Dios se hizo hombre, estamos diciendo que se hizo uno más entre nosotros; se hizo uno cualquiera, hasta rebajarse a la altura del más humilde”, manifestó.
Por ello, el párroco incitó a la población a “pensar de otra manera: mirar a la gente y juzgarla de otra manera, buscar la convivencia diferente, más justa”. Para ello, en la vida cotidiana se puede cambiar la vida en “pequeñas actitudes” que van construyendo como “ladrillos sobre ladrillos” una sociedad “más humana, más justa”.
El movimiento comercial incesante de estos días puede ser leído como una manifestación de individualismo y consumismo. “El encerrarse en nosotros mismos y nuestros intereses; pensar sólo en nosotros; es un mundo con muchas cosas pero huérfano de ternura”, lo definió. En cambio, no se manifiesta el mismo fenómeno masivo para “pedir entre todos y construir algo donde todo el mundo tenga lo necesario”.
Por ello, pidió que en cada mesa navideña que la celebración se debe a que Dios se ha hecho hombre y es uno más entre nosotros; está como en nuestra mesa también”. Y solicitó que se eleve una oración para que “en familia podamos ser más familia; podamos construir esa Concordia que todavía nos falta, tender una mano: es una obligación de todo ser humano”.