“A partir del 31 de diciembre se tienen que cambiar los vehículos hasta el año 93. Es obligación cambiar el modelo por un 94, un 95 o un modelo mayor”, expresó Peñaloza, quien no dudó en calificar al tema como “bastante delicado”.
La ordenanza vigente establece que los remisses no deben exceder los 13 años de antigüedad. “Todos los modelos 93 deben cambiarse a fin de año”, expresó. No obstante, hay modelos aún más antiguos que siguen circulando. Peñaloza explicó que “posiblemente el jefe anterior no lo aplicó o pudo haber habido una excepción, pero yo me rijo por la ordenanza en vigencia”.
Una de las salidas posibles es que el Concejo autorice una excepción a la ordenanza. “Si ellos se la conceden, yo no tengo objeciones”. Pero Peñaloza no comparte esa idea. “A mí modo de ver el servicio está colapsado. Esto lleva a que no se puedan cambiar los vehículos ni mantener los coches porque ya no es rentable. Yo pedía poner un cupo máximo de remisses habilitados. Si antes se podía hacer 10 viajes por día, hoy por la cantidad que hay pueden hacer cinco”, indicó.
Actualmente, la ciudad cuenta con un parque de 600 coches habilitados para prestar el servicio. “De los 600, 100 tienen que cambiarlos. De lo contrario no van a poder circular más”, dijo.
Algunas titulares de distintas empresas ya solicitaron una prórroga. Peñaloza dejó en manos de los ediles la decisión, pero adelantó que no debería permitirse la habilitación de los modelos 92 o más antiguos. “Ya creo que tienen un desgaste bastante grande”, argumentó. Los ediles deben abordar el tema antes del jueves de la semana que viene, cuando finalice la prórroga de las sesiones ordinarias.