Por Fosforito
“No soy plata para que me quiera todo el mundo”, me dijo el rubio intendente de por acá nomas. Y sí, cuando uno se expone, ya sea con el cuerpo o las opiniones, genera reacciones. Muchas veces indeseadas e impensadas. En particular en este mundo de las redes sociales y los portales de internet donde la gente tiene la ira fácil y el insulto en la punta de la lengua y, a veces, entiende todo muy literal o todo para la mierda (Tal vez ahí el problema es uno que es menor escritor de lo que se cree).
Mente retorcida, ja. Eso me dijeron en un comentario de la nota pasada… Me dio gracia, pero me hizo dudar…
Cuando me referí al “buen doctor” fue sin sarcasmo. Le debería agradecer, al menos, por la vida y la salud de dos seres muy queridos.
Y pienso que, si hubiera estado en su lugar -de poder hacerlo-, hubiera hecho lo mismo. O estaría agradecido a las personas que toman decisiones por uno cuando uno está en tan delicado estado como para tomarlas.
Creo que lo dije: ¿Cómo culpar a alguien por hacer algo para no morir asfixiado y solo para peor?
Aunque sostengo que me hubiera dejado más tranquilo que un referente tan querido de la salud local hubiera podido zafar de la peste acá, en el hospital público de la ciudad.
Lo mismo corre para el señor senador provincial.
Y como hablaba de privilegios, lo dije porque sé de otros que intentaron buscar atención por fuera de estos límites, pero no hubo plata ni influencias suficientes. Por suerte, igual zafaron. Y cada día de sus renovadas vidas agradecen a quienes los cuidaron acá. En esta terapia intensiva que parece no ser tan intensiva como debería, pero es lo que nos toca.
Ahora que la peste estalló en todos lados, que el mapa casi entero está pintado de rojo, creo que nadie se va a poder ir muy lejos de aquí.
Ahora, hay que pelear con lo que se tiene. Y lo mejor que tenemos es la conciencia de cuidarnos, nuestra empatía y responsabilidad con los demás.
La realidad tantas veces negada se hizo evidente. Vimos caras conocidas pasar por el sufrimiento, el temor y la muerte. Ya no sólo son cifras sino que tienen nombres propios.
Si queríamos ver para creer y tocar con nuestros dedos las heridas infligidas por la peste… Bueno, ahí están los resonantes casos de dos jóvenes hermanas (21 y 29 años) que murieron con una diferencia de días una de la otra, o la madre y el hijo –este último de apenas 21 años- que murieron en el término de 24 horas, el joven mientras enterraban a la primera… Y casi 200 vidas más, pequeños mundos anónimos, con historias, pasiones y sueños, con posibilidades infinitas… Vidas truncas por algo que hace poco más de un año no existía…
Una peste que va a dejar muchos huérfanos y tantos padres sin hijos.
– De todas maneras che… Digo yo…. Salvo aquellos q necesiten el DNU por temas laborales o de urgencia… No da ganas de decirle al q pregunta: QUÉDATE EN TU CASA PELOTUDOOOOOO!! QUÉ IMPORTA LO Q DIGA BORDET!!
– Apoyo la moción de la compañera que explotó.
El invierno se aproxima, la noche llega más temprana y oscura, la velocidad del tiempo pierde su noción entre la rutina y el encierro, la bichera asusta y la piojera desespera… De sólo pensar me dan ganas de vomitar.
-Sí, van a ser nueve largos días (y veremos después si solo serán nueve días…)
No hay medidas simpáticas en este contexto y hay un bombardeo mediático para que no se cumplan (Tampoco el Estado tiene infraestructura para multar a cada persona que viola las medidas). Al punto que la figura televisiva con más rating del país hace una fiesta clandestina televisada que –real o impostada- es todo un mensaje de irresponsabilidad y una provocación.
Y ya nada parece tan romántico y heroico como el año pasado cuando todo esto recién empezaba. Las “tropas” están cansadas, desmoralizadas y hambrientas, pero igual tenemos que hacer conciencia porque rendirse no es una opción: Este enemigo invisible no toma prisioneros, o te escapás o te mata.
En fin, todos extrañamos la vida que conocíamos… Pero peor que extrañar una vida es perderla.
