“Hay gente que ha averiguado, que lo quiere inscribir, algunos lo han hecho pero son muy pocos”, señaló. Uranga estimó que debería cobrarse multas a quienes la infrinjan y vincularlas con la certificación del libre deuda necesario para sacar el carnet de conducir para que la gente respete la norma.
Para el director de Veterinaria, habría que hacer operativos con otras reparticiones como Inspección General, Saneamiento, Tránsito. En tal sentido, explicó que si sale sólo a controlar, la gente no va a parar. “No tiene por qué parar”, indicó. Pero previamente dijo que hay que hacer conocer bien las ordenanzas. “La gente tiene que conocerla y saber que se va a actuar”, indicó.
La ordenanza Nº 34127, de 2010, crea el Registro Municipal de Perros Potencialmente Peligrosos y establece en su artículo 2° que se consideran perros potencialmente peligrosos a “aquellos cualquiera sea su raza cruzamiento o mestizaje que a juicio de la autoridad muestre comportamiento agresivo o inestable; con antecedentes de ataque y que sean denunciados en forma fehaciente por vecinos; con antecedentes por rasguños o mordeduras y a los ejemplares de las razas puras o puros por cruza, Bullmastiff, Doberman, Dogo argentino, Dogo de Burdeos, Fila brasilero, Mastín napolitano, Pit Bull, de presa canario, Rottweiler, Staffordshire, Tosa Japonés y Ovejero Alemán”.
Previa a la norma, se sancionaron ordenanzas municipales, leyes provinciales y nacionales, donde se habla de tránsito y permanencia de los perros en la vía pública. “Esto de los perros peligrosos surge a raíz de que la gente, por cuestiones de seguridad o de moda compran perros de estas razas”, dijo.
No obstante, Uranga explicó que la peligrosidad está dada por la corpulencia del perro. “uno se de cuenta de que si el perro se pone bravo, la persona no lo puede contener porque tiene mucho peso, mucha fortaleza”. Por ejemplo, mencionó que si una persona camina con dos rottweiler y, de repente, los animales quieren soltarse, es imposible que los pueda sujetar simultáneamente. “Lo ideal es que los perros vayan con los medios de sujeción correspondientes: correa, collar y bozal. Lo que pasa es que al bozal tenés que acostumbrarlo de chiquito. Si no se acostumbra desde pequeño, de grande no se lo va a dejar”, señaló.
En Veterinaria, hay perros que son denunciados permanentemente como “mordedores”. “En los barrios los conocen porque muerden a todos los chicos que andan en la calle”, indicó.
Además, dijo que la mayoría de los accidentes se producen en momentos en que los perros no están acompañados por sus dueños. “Muchas veces dicen que cuando fueron a sacar el auto se les escapó. La persona tiene que ser consciente de que todo el daño que produzca un perro sea peligroso o no, lo tiene que pagar”, señaló. No obstante, admitió que muchas veces los que más se cuidan son quienes tienen más por perder. “Y los que no tienen medios para hacerse cargo del daño que producen, muchas veces son los que no se preocupan por nada”, indicó Uranga. “Es más, se jactan de que su perro es mordedor”, agregó.
La tarea de Veterinaria no es fácil. Muchas veces concurren a viviendas donde viven perros denunciados por los vecinos donde los propietarios no los atienden. O hay barrios que están “muy complicados”. O hacer una mediación entre vecinos y dejar a Veterinaria como última instancia. “A veces vamos a hacer una actuación y los vecinos se quejan porque nadie habló con ellos primero y le hicieron la denuncia directamente”.
Uranga señaló que muchas veces la gente sale a favor de los animales. “A veces hemos sacado perros de la Terminal y a los dos minutos hubo una multitud de personas reclamando por el animal. No tengo nada con los animales que están en la Terminal pero convengamos no es el lugar adecuado. Por supuesto que si le dan de comer, están calefaccionados y lo cuidan, se queda pero si una persona lo quiere que se lo lleve. Si queremos una ciudad turística no podemos tener una Terminal llena de perros”, señaló.