No hay nafta pero igual circulan sin casco

Las estadísticas son claras al respecto. En abril de 2013 en Concordia se sancionaron 243 actas por falta de casco (6,4 % del total de actas abarcando todas las infracciones), no hay datos de mayo, en junio 107 actas (4 %), en julio 91 (2,45 %), en agosto 72 (2 %), en septiembre 76 (2,27 %), no hay datos de octubre. En noviembre comenzó a aplicarse la ordenanza y se registraron 102 infracciones (2,4 %), en diciembre 133 (3,8 %), en enero 79 (3,1 %), en febrero 43 (2,6 %), en marzo 106 (3,3 %) y en abril 160 (4,5 %).

Incluso, se puede extraer como conclusión que hubo un incremento teniendo en cuenta que los tres meses previos a noviembre las actas no superaban el centenar mientras que tres de los cinco meses analizados se levantaron más de 100 infracciones.

Justamente, esa es la lectura que hizo el titular del juzgado de Faltas Nº 2, Luis Alberto Moix. “En lo que hace a estadísticas vemos que hay un leve aumento de las infracciones que se constata. Evidentemente la medida no ha surtido el efecto que se pretendía porque la carga de combustible es una actividad necesaria para el funcionamiento de la moto y esto no ha incidido en la voluntad de los motociclistas”, dijo. En ese sentido, el juez dijo que es difícil determinar si está fallando la aplicación de la ordenanza.

Moix dijo que la ordenanza es otra medida de control que se suman a los operativos que realiza Tránsito en la calle. Pero remarcó que “por más operativos que se hagan sino existe la consciencia del conductor va a ser imposible”. Y argumentó que deben seguir implementándose más medidas dado que un accidente que sufre una persona sin casco deja consecuencias tremendas y a veces irreversibles. “Hay que seguir agudizando el ingenio para que la gente tome consciencia de la necesidad del uso del casco”, indicó.

Otra medida adoptada desde hace cinco años es el período de retención de cinco días no redimible por multa. “Si una persona se le constata que no tiene casco, se le retira la moto y por cinco días se queda sin moto. Puede pagar la multa pero esos cinco días la moto queda adentro. Es una forma de igualar porque aquel que tiene menos capacidad económica debe esperar más tiempo para juntar el dinero que aquel que tiene más capacidad. Con esto nivelamos tenga  el dinero o no, la moto queda adentro”, indicó.

Una multa por falta de casco vale $ 1.500 y un casco vale aproximadamente un tercio de ese dinero. Las multas por falta de casco aparecen en las estadísticas en el 8º lugar en promedio. Las tres primeras son; estacionamiento sin tarjeta reloj, a la izquierda y en lugares no permitidos. Vale decir que hay más preocupación en Tránsito en controlar el estacionamiento de los autos que la conducta de los motociclistas. Al menos, Moix rescató el descenso al 6º lugar de un ítem que estaba entre los primeros: conducir sin licencia. “Una persona que no tiene licencia no sabemos si sabe manejar”, dijo.

¿Después de esto que queda por hacer? “No se me ocurre ninguna otra idea pero siempre irán a aparecer algunas cosas”, respondió Moix. Un ámbito para la generación de ideas relacionadas al tránsito es el Consejo de Seguridad Vial, creado por ordenanza y cuya primera reunión tuvo lugar en marzo de 2010. Ese día se entregaron cascos y se destacó que era el primero que se creaba siguiendo una iniciativa del gobernador Sergio Urribarri de trabajar en cada departamento y localidad para que “la seguridad vial sea un política de Estado”.

No obstante, el Consejo desde hace varios años que no se convoca. El concejal Alberto Zadoyko (Frente Renovador), indicó que durante la segunda gestión de Bordet no se ha llamado ni a una sola reunión. “Todos los años estoy pidiendo que se convoque”, manifestó. Y añadió que en el Concejo se trabaja en la temática “muy poco” y de forma “muy particular”. Por ejemplo: pedidos de semáforos, de recorridos de colectivos o de estacionamientos en diferentes lugares de la ciudad.

El edil dedujo que, debido a la falta de reuniones, no se le da la importancia que   debería al tránsito. “Lamentablemente es un caos, un tema de nunca acabar”, señaló. Como antecedente inmediato que refuerza esa visión, recordó que se elaboró un informe sobre “puntos negros” (esquinas con más de tres accidentes en un mismo año), se entregó en el municipio y los autores nunca fueron convocados ni sus conclusiones aplicadas.

Además Zadoyko recordó que pidió declarar en 2012 la emergencia vial en la ciudad y la respuesta fue negativa. El director de Tránsito, Enrique Legarreta, había desestimado ese pedido argumentando que la cantidad de fallecidos era la misma que en 2011. “Nos acostumbramos a que las muertes tienen que suceder, como si fuese algo natural. Si partimos de eso, la verdad es que está todo mal”, manifestó.

En la esquina de la estación de servicio EG3, ubicada en Presidente Illía (ex ruta 4) y Diamante, uno de los playeros dijo que la ordenanza se cumple a rajatabla. “Al principio era dificil: te insultaban, te querían pelear. Ahora ya saben que sino tienen, no se carga. Aparte no le podemos cargar porque hay cámaras” dice señalando el techo. Todos los motociclistas que hacen la fila tienen casco, pero en el codo.

En esa misma esquina, durante el mediodía y por un lapso de 17 minutos, se constató la circulación de la misma cantidad de motociclistas sin casco que el número de actas promedio que los inspectores de Tránsito realizan en un mes por esa infracción: 100. Y con dos agravantes: muchas cruzaban en rojo y en cuatro oportunidades se observo a tres personas en la misma moto y hasta a cuatro, sin casco en todos los casos. En el mismo lapso, cruzaron 59 motociclistas con el casco colocado. Un promedio de casi dos motociclistas sin protección alguna por uno con el cráneo resguardado.

Jorge, playero de la estación de servicio Esso ubicada en la esquina de San Lorenzo y La Pampa -donde hay un surtidor exclusivo para motos-, indicó que la implementación de la ordenanza “costó bastante” en un principio. “Se encontraban con la sorpresa y pedían: ‘cargame que en la próxima lo traigo’. Pero eso lo habíamos probado un día antes e igual no dio resultado. La gente se olvida y sino te acostumbrás, no lo hacés”, dijo.

Pero desde un primer momento, sostuvo que fueron inflexibles. “Trabajándolo de uno a uno, ir conversándolo con los encargados, por ahí se enojan pero cuando ven que es parejo para todos entienden y no hay mayores problemas. Aparte habíamos hecho un trabajo previo de repartir panfletos y después la TV y los diarios ya se venía avisando”, manifestó.

No obstante, admitió que a veces vienen con un bidón y les solicitan que la moto quede afuera de la estación. Y en otras, que se pasan el casco unos a otros delante de los mismos playeros. Pero en esos casos, no le cargan. “Al que le prestaron se jode, no se lleva la nafta”, indicó. Asimismo, admitió que pasarse el casco a veces sucede en la calle. Y añadió que en esos casos, ya es una tarea que compete a la Dirección de Tránsito.    

Al mismo tiempo, el playero indicó que la ordenanza establece que el acompañante también debe concurrir con el casco pero muchas veces eso no sucede. “Eso esta costando. Hemos visto que el acompañante se baja y se va y dice ‘yo no ando con ellos’. Pero es por seguridad de ellos, es una ordenanza y le cuidas la vida a las personas”, explicó.

¿Tránsito recorre las inmediaciones de la estación? ¿Controla el cumplimiento de la ordenanza? Jorge indicó que al principio se colocaron en las cercanías pero ahora “se los ve menos”.

En las estaciones de servicio, los motociclistas hacen fila con el casco colgado en los codos. Lo que en principio es una transgresión a la norma, para los playeros es una medida de seguridad.     “Tenés 1.000 personas que son buenas personas y tenés el chorro. Y no sabés quien es malo y quien es bueno. Si vienen con el casco en la mano sirve por una cuestión de seguridad”, dijo Jorge.

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