El hombre apareció entre los militares que protagonizaron el golpe del 4 de Junio de 1943. Un coronel que pasó a dirigir el Departamento Nacional del Trabajo, que luego se transformara en la Secretaría de Trabajo y Previsión, desde esa Secretaría comenzó a interpretar a los sectores sociales que pugnaban por expresarse con el nacimiento de una nueva Argentina, con un fuerte mercado interno y una industrialización creciente, cuyo dinamismo desbordaba toda expectativa. Juan Perón era el interprete de las fuerzas del trabajo que a través de convenios conseguía en forma racional garantizar mejores condiciones laborales. Al mismo tiempo, como Ministro de Guerra ponía en marcha las propuestas de sus pares a favor de la Siderurgia, el control de los Ferrocarriles, creación de la Flota Mercante y toda acción que fortaleciera al Estado.
Antes que terminara la Segunda, Guerra Mundial y de que se consumara la derrota del eje nazi fascista, había puesta en marcha su proyecto social, superador del liberalismo, dando inicio a una transformación revolucionaria profunda no solo en lo económico; era un proceso de gradual socialización de los medios de producción proponiendo la participación de los trabajadores en el terreno sindical para afianzar las conquistas y consolidarlas. El Coronel se convirtió en el portavoz del proyecto nacional.
La conspiración para sacarse de encima a aquel inquieto Coronel abarcó todo el arco de la política nacional fue desde el Partido Comunista al Conservadorismo, la prensa amarilla que hacía suya las sugerencias e informes de la Embajada Inglesa para ilustrar sus editoriales, los intentos de sublevación de los generales Osvaldo Martín y Arturo Rawson en Septiembre, las fuertes críticas de Braden al gobierno; provocan la renuncia de Perón a los tres cargos que tenía en ese momento. A la tarde siguiente el coronel que de política sabía, se despidió de los casi cien mil trabajadores que se habían concentrado espontáneamente. El 11 de Octubre es detenido y recluido en la Isla Martín García hasta el 16 de Octubre de 1945.
Estos sucesos provocaron la reacción de los trabajadores que sesionaron en cada una de las fábricas exigiendo a la C.G.T. la convocatoria para declarar el paro general por 24 horas a partir de la cero hora del día 18. Sin embargo desde el día 16 se venían produciendo manifestaciones y protestas obreras que de a poco van a ir cubriendo la histórica Plaza el resto del día. Fue esa presencia multitudinaria que le dobló el brazo a los sectores reaccionarios del gobierno. Los camaradas leales al coronel por exigencias de éste, comenzaban a ocupar los sectores estratégicos del Poder.
A las 23:10 Horas Juan Perón vestido de civil acompañado por Farrell, Antille y Pistarini, apareció en uno de los balcones del Ministerio del Interior. La Plaza estaba por reventar, de bote a bote. El General Farrell les habla primero a los trabajadores: “Otra vez está junto a ustedes el hombre que por su dedicación y su empeño ha sabido ganar el corazón de todos: el Coronel Juan Perón”, una ovación brotó de la multitud: fue por largo rato la descarga de muchas horas de tensión. Perón y Farrell se abrazaron de nuevo, y el Coronel empezó su dialogo con la multitud: “Esto es el pueblo sufriente, que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria. Es el mismo pueblo que en esta histórica plaza pidió frente al Congreso que se respetara su libertad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal, porque no habrá pérfida ni maldad humana que pueda estremecer a este pueblo grandioso en sentimiento y en número. …. “.
Ese dialogo desde el balcón con el pueblo siguió vigente hasta su muerte y perdura en el tiempo, por sus enseñanzas a través de la Doctrina Peronista legadas a las generaciones futuras.
Sin embargo quienes ocuparon el sillón de Rivadavia en nombre del Peronismo trataron de desvirtuarla, negando sus postulados históricos, ignorando sus símbolos y tradiciones; primero fueron la camarilla Neoliberal “el menemismo”; hoy es el turno de planteamientos filocastristas o maoisantes, foquismo “nueva izquierda” también autodenominados “transversales”. Tanto una como otra expresión política son deformaciones que choca con la “lógica” del grueso del Peronismo que generalmente con razón tiende a visualizarlo como excesivamente en los bordes del movimiento, tienen un pie adentro y otro en dirección de las sectas antiperonistas.
El pueblo que es el único heredero no se confunde conoce por experiencia y memoria histórica que el Peronismo tiene una construcción teórica propia creada por Juan Perón.
En el territorio provincial quienes conducen el justicialismo entienden de estas cosas, no obstante, actúan en forma pendular adhiriendo en cada momento histórico a una u otra deformación tratando de conservar el poder que les permite gozar de los privilegios sin importarles el bienestar de la gente.
Por Luís Alberto Goy
D.N.I. Nº 12.126.951