Nestlé, la compañía alimentaria más grande del mundo, reconoce en un documento interno que más del 60% de los productos que vende —desde chocolates y golosinas a cereales para el desayuno y helados— no cumplen con los criterios necesarios para ser saludables y que algunas de las categorías de bebidas y alimentos que produce “nunca serán saludables por mucho que se renueven”. La información, enviada a los directivos de la empresa suiza a principios de año, ha sido publicada este lunes por el diario Financial Times. Una portavoz de Nestlé España explica que la empresa “lleva años trabajando en la mejora constante de la composición nutricional de los productos para, entre otros, reducir significativamente las grasas saturadas, la sal y los azúcares”. Contactado por EL PAÍS, el Ministerio de Consumo no ha querido valorar por ahora la noticia.
El análisis evalúa la mitad de los productos de Nestlé, dejando fuera los de nutrición infantil, comida para animales, café y nutrición médica. Así, el documento reconoce que tan solo el 37% de los alimentos y bebidas de la marca logran una calificación superior a 3,5 según el sistema de calificación de estrellas de Australia, un etiquetado nutricional que otorga a los alimentos más saludables cinco estrellas. La propia compañía considera que 3,5 supone “una definición reconocida de salud”, según dicho sistema, que utilizan organizaciones como la Fundación de Acceso a la Nutrición.
El 63% de los alimentos evaluados no alcanzan el nivel saludable, como tampoco lo hacen el 96% de las bebidas —sin contar el café― y el 99% de los productos de confitería y helados. Mientras, el 82% de las aguas y el 60% de los lácteos llegan a dicho nivel. “Hemos hecho mejoras importantes en nuestros productos, pero nuestra cartera todavía tiene carencias respecto a las definiciones de salud en un panorama donde la presión regulatoria y las demandas de los consumidores no dejan de crecer”, explica el documento, según el diario.
El nutricionista Juan Revenga considera que estos datos no son una sorpresa: “Esto demuestra que los directivos de la empresa ya saben que producen productos malsanos. No es ya que no alcancen niveles de salud excelentes, sino que no son sanos. Esto debería poner de relieve cómo se las gastan estas multinacionales. Llama la atención la mala nota de las bebidas y los productos de confitería y helados, que son por los que la marca es más conocida. Pero también sorprende que el 18% de las aguas tampoco sean saludables”.
ETIQUETADO FRONTAL
El tema no es menor para nuestro país ya que, en este momento se discute en el parlamento la ley de etiquetado frontal que es aquella que obliga a los fabricantes a advertir de manera visible y clara al consumidor cuando un alimento es alto en azúcar y calorías. Y advertir a la población acerca de los consumos de alimentos que se nos presentan como saludables y en realidad son vectores de enfermedades, muchas de ellas muy graves.
Se trata de uno de los conflictos de los más álgidos que enfrenta el Gobierno, porque la norma afecta a varias de las principales empresas del país. Desde los Blaquier, hasta Pagani de Arcor, Urquía de Aceitera General Deheza -el jarabe de maíz se usa como endulzante- y por supuesto Pérez Companc de Molinos.