El caso es, lamentablemente, solo un caso testigo de los cientos que se dan en Concordia, pero que no llegan a tener resonancia en la opinión pública, o no son visibilizados por el Estado porque las víctimas no quedan embarazadas. En cambio en éste caso, la panza supone una prueba irrefutable y de acuerdo a la ley, teniendo en cuenta la edad de la menor, el embarazo es indefectiblemente fruto de una violación, incluso si el coito hubiera sido consentido. Pero al parecer en este no lo fue, lo que agrava aún más la situación.
Según habría manifestado la niña el abusador la forzó, para lograr su cometido en dos oportunidades.
El sospechoso, es otro menor, pero con edad suficiente para ser juzgado por este delito, y sería alguien del entorno familiar cercano.
De más está decir, que en lo que al proceso respecta, las pruebas serán más que contundentes cuando la víctima haya dado a luz, ya que con el ADN del bebe, se podrá probar la autoría del hecho.
En cuanto a la víctima, permanece al cuidado de sus padres, quienes según refieren fuentes oficiales, “son padres responsables, es decir no son padres ausentes”
Por el momento no hay ningún imputado.
*En esta nota se ha omitido voluntariamente la identidad de todos los involucrados para respetar los derechos del niño, el derecho de menores y de las víctimas de delitos aberrantes
