Aunque ya casi no habla y está ciega, su nieta de 56 años, María Mirta Morales asegura que no toma ningún tipo de medicamento. "Come de todo, pero lo que más le gusta es la carne vacuna, todos los días toca el plato con la mano para ver si le pusimos algún bife", asegura.
Si bien el cumpleaños fue este viernes, la familia le festejará los 118 años este sábado en su casa del barrio Hipódromo Oeste.
Agrandar imagen Natalia nació el 27 de julio de 1900 en la localidad rural de Estación Médanos, hoy departamento Islas, pero cuando el siglo XX asomaba esas extensas llanuras eran parte del departamento Gualeguaychú, ciudad dónde vive desde los 110 años.
En ese año, el presidente de la Nación era Julio Argentino Roca, el gobernador de la provincia era Leonidas Echagüe y en Gualeguaychú su intendente era Emilio Marchini.
Durante su vida activa en el campo, Natalia se desempeñó como domadora de caballos y trabajó como puestera en la Estancia Nueva de 38 mil hectáreas de la empresa Garovaglio & Zorraquin SA, campos que hoy están sobre la RN 12.
Fue madre de nueve hijos y quedó viuda a los 36 años cuando su marido, también domador, murió tras caerse de un caballo.
A lo largo de su vida le tocó la triste labor de enterrar a ocho de sus nueve hijos. Hoy vive con Cristian Morales, su hijo más chico, de 82 años.
Por su increíble longevidad fue noticia en todo el país, pero como Natalia siempre vivió dentro de la estancia, tuvo su primer documento a los 49 años y nunca se pudo encontrar su acta de nacimiento en el Registro Civil local. En base a testimonios y testigos, finalmente hace unos años atrás, el entonces jefe central de Identificaciones Darío Mariano Bustamante, le realizó las correcciones de la fecha de nacimiento al DNI.
Agrandar imagen En la historia de su familia, hay otros casos de longevidad. "Una vez mamá me dijo que su meta es llegar a los 120 años de edad como su madre Paula Gutiérrez, que falleció a los 120 años y su padre Pedro Reynoso, que murió a los 112 años", recordó su hijo.
Paula era una española procedente de la Isla Canarias y fue parte de la corriente migratoria del siglo XIX que llegó a la Argentina. En nuestro país conoció a Pedro Reynoso, junto a quien tuvo seis hijos y Natalia era la menor.
Hoy Natalia, que ya tiene tataranietos, reunirá a cinco generaciones de su gran familia.
