En esta nueva presentación judicial, Nahir Galarza no respondió a preguntas y contó que cuando estaban en su casa, fue Fernando Pastorizzo quien tomó el arma reglamentaria de su padre policía y se la colocó en la cintura cuando subieron a la moto.
Manifestó que la víctima estaba alterado y para evitar un mal mayor se subió con él a la moto. Durante el trayecto –según lo que declaró- Pastorizzo manejaba la moto con una mano y con la otra sujetaba el arma en la cintura y ella en todo momento intentó quitársela.
Cuando estaban en el barrio Tomás de Rocamora, Fernando casi pierde el control de la moto y en ese tambaleo vuelve a tomar la moto con las dos manos. Ella aprovecha y agarra el arma y se escucha el primer disparo. Cuando Fernando cae al piso ella se acerca y – siempre siguiendo el relato de la acusada – se produce la segunda explosión.