En las zonas limítrofes el incremento de las ventas de combustibles es muy superior al promedio de las estaciones del país. En el caso del gasoil, representa entre el 1,5% y el 2% de la demanda nacional. Aunque no se precisó cuanto subirá el combustible, el secretario de Energía anticipó que será una «medida de simetría» y los automovilistas encontrarán «valores similares a los de sus países».
Las estaciones deberán tener surtidores especiales para los vehículos con patentes de otros países. Además los propietarios de esas bocas de expendio tributarán impuestos más elevados por la venta a extranjeros.
La medida provocó reacciones dispares. La presidenta de la Federación de Empresarios de Combustible de la República Argentina (FECRA), Rosario Sica, avaló la decisión, aunque manifestó que la medida será «difícil de implementar».
En cambio, el canciller chileno, Alejandro Foxley, consideró «discriminatoria» la medida. “Es contradictoria con el mensaje que repetidamente hemos recibido del presidente (Néstor) Kirchner en el sentido de que él personalmente está comprometido, junto a la presidenta Michelle Bachelet, a facilitar la integración entre los dos países, y no a dificultarla», expresó el diplomático trasandino.
También hubo quejas en las estaciones de servicio del interior. El presidente de la Cámara de Propietarios de Estaciones de Servicio de Misiones, Faruk Jalaf, le dijo a Clarín que la medida es «impracticable, porque no podemos poner un nuevo surtidor con los precios diferenciales; además, es una forma de discriminar a los transportistas que circulan por nuestro país».
Jalaf agregó que con esta medida «el Gobierno defiende a las petroleras multinacionales y no a los estacioneros, que vimos triplicados nuestros costos».