En una zapatería ubicada en la nueva peatonal, donde antes corría calle San Martín, explican que abrirán hasta las 19:30. “No sirve cerrar a las 18 si abrimos 16:30, ¿vamos a trabajar una hora y media?”, dice la propietaria. Incluso, sostuvo que abrir de corrido no es la solución. “No anda nadie a la siesta”, admitió. ¿Se vende mucho el 24 no? “Anda mucha gente pero eso no quiere decir que se venda mucho”, respondió.
En una casa de ropa deportiva ubicada sobre la peatonal hay incertidumbre. “No sé que vamos a hacer”, dice el encargado. En principio, deslizó que tenían previsto abrir hasta las 19:30 pero escucharon un rumor acerca de que el Centro de Empleados de Comercio (CEC) va a salir con un operativo para cerrar los negocios. Todavía no hay nada definido, explica, y lamenta que el Centro de Industria y Comercio CICS) y el CEC no se hayan puesto de acuerdo. “Esto tiene que definirse con un mes de anticipación, hacer volantes, para que el cliente vaya sabiendo. Acá yo no vivo del Centro de Comercio ni del Centro de Empleados, yo estoy para la clientela y es feo que vengan y se encuentren todo cerrado”, indicó.
A pocos metros, en un negocio de ropa se anuncia en un cartel pegado en la vidriera que el viernes 23 trabajarán hasta las 23. Y al día siguiente, hasta las 19:30, aunque eso no figura en el letrero. “No está la dueña pero te diría que hasta las 19:30”, dice una empleada. “No sirve abrir dos horas. Además la gente está mal acostumbrada a salir tarde”, añade. ¿En teoría, se vende más el 24 que otros días? “En teoría no, se vende más”, responde. Desde ese punto de vista, es difícil pensar que un comerciante por sí sólo quiera cerrar antes las puertas en un día tan lucrativo.
El mismo horario de cierre es el que regirá el 24 en una juguetería, ubicada en la peatonal a pocos metros de Alberdi. Y las mismas razones son las que esgrime el propietario: la “mala” costumbre de la gente en salir tarde a realizar sus compras. “En Uruguay es diferente. No cierran al mediodía pero a las seis de la tarde cierran todo. Pero eso ya viene de años, acá no puede hacerse de un día para el otro”, señaló. “Sólo si hubiese un gran acuerdo general”, añadió.
Pero hay una razón más importante de fondo. “Si vienen acá y esta cerrado se van a Las Pulgas. Y yo pago los impuestos, estoy en regla”, indicó el juguetero. En consecuencia, el mensaje entre líneas es que le vende a la misma clientela que quienes trabajan en la ilegalidad. Por ende, no puede regalar nada a la competencia deseal.
La primera excepción a la regla es el de una mercería, ubicada en la peatonal entre Alberdi y Catamarca. La encargada admite que cerrarán a las 18. Así lo anuncia el cartel ubicado debajo de la caja registradora. “Es que ya nos pasó que viene el gremio y te cierra todo, saca a la gente afuera. Por las dudas, para evitar problemas”, dijo la joven recordando experiencias de otros años. Debido a ello, el negocio cerrará a las 13:30 y abrirá a las 14:30. La decisión de no mantener mucho tiempo el negocio cerrado para contrarrestar el cierre anticipado es arriesgarse a mirar por las vidrieras a la peatonal semidesierta a la siesta.
En una juguetería situada en una de las esquina de la Plaza Urquiza tampoco hay nada definido. Pero las empleadas coinciden en que no cerrarán hasta pasadas las 19. “Es lo más seguro” dice una de ellas. Al mismo tiempo, lamentaron la falta de acuerdo entre ambas entidades, la que agrupa a los empleados y la que reúne a los comerciantes.
En una de las grandes tiendas de electrodomésticos, en calle Entre Ríos entre Corrientes y Salta, el encargado admite: “si fuera por mí, me voy a las 12 pero desde Paraná dieron la orden de cerrar a las 19”. En otro negocio de variedades, cerca de la esquina de peatonal y Urdinarrain, la encargada señala el cartel que dice que se cierra a las 18. Y se encoge de hombros. “Es lo que hay”, dice. Es que nadie quiere bajar la persiana antes de tiempo.