No sólo existen comedores municipales, provinciales y escolares. Hasta hace poco se entregaban refuerzos alimentarios provenientes de la Nación a través del Fopar; se reparten dietas a diversos estratos de la población a través del municipio y organismos de la Provincia; el Concejo Deliberante destina dinero o alimentos a personas carenciadas, etc.
Para controlar como se distribuían la ayuda, se creó el Consejo que debía estar integrado por el intendente; el secretario y subsecretario de Salud; Atención Primaria de la Salud; Dirección de Especialidades Médicas; Dirección de Bienestar Social; Dirección de Minoridad y Familia; Coordinación de Comisiones Vecinales; Directores de hospitales: Ramón Carrillo, Felipe Heras, Delicia Masvernat; Centros de Salud; Constitución, La Bianca, Caminal; Departamental de Educación; Coordinador Comedores Comunitarios Escolares; Coordinador Comedores Provinciales; Coordinador de Acción Social Provincial; Jefatura Territorial Concordia Programa FOPAR.
Uno de los objetivos prioritarios del Consejo era: “centralizar la información referente a los distintos planes de alimentación ejecutados por la Municipalidad de Concordia, Gobierno de la Provincia y Gobierno de la Nación”.
También se proponía elaborar: “un mapa diagnóstico de la situación alimentaria nutricional de la Ciudad de Concordia incluyendo todos los programas previstos por ordenanzas o resoluciones de organismos oficiales que funcionen en nuestra comunidad, teniendo en cuenta las franjas sociales con necesidades básicas insatisfechas (NBI); población de escasos recursos e indigentes especificando fundamentalmente niños/as de cero (0) a catorce (14) años, adultos mayores, mujeres jefas de hogar, mujeres embarazadas, personas con necesidades especiales y jefas de hogares desocupadas/os”.
Se debía efectuar: “un análisis y evaluación de resultados e impacto de los servicios existentes bajo jurisdicción de los organismos oficiales mencionados y bajo la responsabilidad del Departamento Ejecutivo municipal a través de la Secretaría de Salud, Bienestar Social, Cultura y Deporte”.
Por último, debían elaborarse “recomendaciones tendientes a la implementación de un plan alimentario a partir de una estrategia intersectorial que articule y mejores los servicios existentes y a proyectarse”.
Los datos e informes que se obtuviesen debían ser remitidos al Concejo Deliberante en forma bimestral. De más está decir que el Concejo no recibió ningún tipo de información. Gladis Tribulatti, concejal del Nuevo Espacio, opinó que si el Consejo hubiese funcionado, “posiblemente se hubiesen podido revisar mejor las cosas, pero convengamos que lamentablemente los consejos que se crean desde el municipio rara vez tienen algún tipo de funcionamiento”.
La concejal tuvo en cuenta que, durante la anterior gestión de Cresto, se había creado el Consejo de la Niñez y la Familia. “Lo que lo pudimos sostener eran las instituciones privadas que trabajábamos con los chicos, por eso ese Consejo funcionaba. Cuando tiene que ver con el ámbito de los funcionarios y de la gente que está dentro del municipio, rara vez funciona”.
Tribulatti expresó también que, al no funcionar el Consejo, “mal uno puede pensar que hay un verdadero control. Pero repito que hay mucho de engaño cuando se dice que llega la ayuda a la gente porque esto lo vivimos a diario”.
Por último, aseguró que “no hay una intencionalidad política de preocuparse realmente por la situación de los que menos tienen, se mira hacia otros sectores donde los problemas son de otro tipo”.
La concejal Mónica Galli (PJ) aseguró que trabajó en la elaboración del proyecto de ordenanza preocupada porque los alimentos destinados a los barrios lleguen a destino. Pero no participó del Consejo porque no fue invitada. “Creo que esto quedó en la nada. Se armó todo pero no siguió porque participaban todas entidades y ninguno llegó a concretar a que todas las opiniones sean iguales”, expresó.
Galli, en ese momento, comenzó a “trabajar a full en los barrios, se descubrían cosas que, uno como pobre, las sacaba a la luz y me empezaron a castigar y tuve que colgar los guantes porque sola contra todos no podía”, sostuvo.
La edil opina que el Concejo Deliberante debía ser el fiscalizador de toda la ayuda social –incluso elaboró un proyecto para cristalizar esa idea pero lo abandonó porque tuvo “una serie de inconvenientes”- debido a que “todo el mundo viene, yo todos los días atiendo a un montón de gente que necesita y yo lo veo; cuando no necesita directamente se lo digo. Pero más favorecido es aquel oportunista que se pasa toda la mañana y que si no se conforma con una chapa quiere un colchón, sino una zapatilla porque algo tiene que llevarse del municipio”.
De esto forma, “le quita a aquel que viene –‘me ha tocado en otros tiempos’, admite Galli- y se pasa la mañana por alguna ayuda y que llega a su casa sin nada, es muy doloroso”. En cambio el “oportunista” es “revoltoso” porque “golpea varias puertas en el día y se lleva más de lo que tiene que llevarse”.
“Concordia no es que está muy pobre sino que tenemos muchos oportunistas. Nos pasa a nosotros, los concejales, que golpean una puerta, le das, y te golpean la otra y en la mañana ¿Cuánto se suman y cuanto se llevan?. Vienen con el cuento que tienen que comprar medicamentos y no es así”. Galli asegura que quienes necesitan medicamentos oncológicos, pueden pasar por el hospital y la dirección se los suministra.
“Ellos quieren plata y no hay para darles a todos. A mí me gusta darles lo que necesitan, la comida, y no plata porque es como una maña porque le das una vez y lo tenés todos los días”, explicó.
“Hay que enseñarles que tienen que tener su partecita de hacer algo porque si le decís que vayan a barrer o lo necesitas para algo no quieren. Se levantan a las diez de la mañana para venir a buscar todo al municipio”, ejemplificó.
“Cinco reuniones”
El subsecretario de Salud, Arnaldo Rosso, aseguró que el objetivo de la ordenanza fue conocer el “aporte calórico” de las dietas que aportan el municipio, la Provincia, la Nación y cada una de las instituciones que proveen alimentos.
Una de las dudas que jamás se aclaró era si el Consejo era o no ejecutivo, o sea, si podía o no dictar normas. “Es ahí donde comienzan las divergencias de opiniones, no se llegó a reglamentar y las instituciones participantes fueron retirando su presencia a través de los funcionarios o sus representantes en la medida que el tiempo fue pasando”, expresó.
“Habremos tenido aproximadamente unas cinco reuniones, y a medida que nos íbamos reuniendo una vez por semana, la gente se iba retirando porque no todos tienen tiempo destinado para esto y no se les paga un salario adicional o diferenciado para integrar Consejos”, dijo el funcionario.
Uno de los inconvenientes fue la conglomeración de opiniones sobre el tema. “Había demasiada cantidad de conflictos, diversas miradas, presupuestos, tipos de alimentos”, sostuvo Rosso.
El listado de programas sociales es muy amplio: Plan Familias, Plan Alimentario Focalizado, Programa de Refuerzos Alimentarios Focalizado, etc. “Hay tantos programas que muchas veces algunas personas concentran programas y otras, muchas veces por la falta de este acceso cultural, no llegan”, expresó.
Rosso también entiende que no se alcanzó a divulgar cabalmente el concepto de Seguridad Alimentaria, para que cada actor supiese precisamente como posicionarse y aportar al desde el rol que le compete.
Además, muchas veces la función se circunscribe a lo más importante: abrir el comedor, repartir las bolsas o entregar el alimento “La gente no sabe si es un comedor provincial, nacional, si el fondo viene de la Nación o del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). Lo que le interesa es que tiene que haber un alimento, lo suficientemente accesible, que tenga financiamiento en el tiempo, que nos se corte porque las licitaciones no se dieron”, expresó.
“El Silencio” en boca de todos
La noticia sobre la divulgación de las imágenes del Campo del Abasto captadas por el programa “Humanos en el camino” (Telefé) fue ampliamente comentada. Tribulatti aseguró que no hay que circunscribir la situación solamente al barrio “El Silencio” porque “queda un poco como que es el único sector que tiene ese padecimiento y desgraciadamente no es así”.
Si bien consideró que “es muy desgraciada la situación de estos vecinos pero también en otros lugares, en otros barrios, aún dentro de paredes de ladrillos, se sufre situaciones de mucha pobreza”.
La edil consideró que no hay respuestas desde Acción Social. “Esto lo estamos viviendo nosotros desde el ámbito del Concejo cada vez que mandamos una notita a Acción Social pidiendo una caja de leche, un alimento, se nos responde que no hay y que están a futuro las licitaciones etc., etc. Siempre hay un pretexto, la cuestión es que nunca conseguimos un alimento para la gente”.
La primera reacción de Rosso al mencionársele el tema fue que, “gastaron mucha plata viniendo a la ciudad de Concordia cuando en el conurbano bonaerense tenés peores situaciones aún, como la vemos a diario como el Tren Blanco con los cartoneros”.
Posteriormente, reconoció que en el barrio habita gente “muy especial”. “Ellos viven de una manera determinada. Es muy difícil que la gente que tiene el hábito, y hay una generación que tiene el hábito del ‘cirujeo’, y la señora se sentía perfectamente identificada que es preferible ‘cirujear’ a robar”, indicó. Luego agregó que los habitantes de otros barrios no concurren al Abasto a reciclar basura.
En el barrio, el municipio montó una escuela con servicio de pediatría, enfermería y una visitadora domiciliaria. Los problemas de salud están directamente vinculados a la exposición diaria con el basural: dermatitis, piodermitis, etc.
Actualmente, hay un refugio para inundados en la entrada al Campo del Abasto que tiene problemas de conexión de agua potable. “Además, la Iglesia, a través de una escuela instalada allí, provee elementos educativos a través de la cultura, dibujo, pintura. El refugio tiene una estructura que se confeccionó para posibles inundados del arroyo. Se lo cede el municipio a esta Misión para este tipo de capacitación. La idea es hacer un centro asistencial y una guardería para que esas mamás que llevan a sus niños no lo hagan”, explicó.
Rosso se preguntaba los motivos del hurgamiento diario en la basura para subsistir, debido a que considera que a la vera de la ex-ruta 4 se asientan numerosas fábricas de ladrillos. “Habría que hacer una reubicación y usar esa mano de obra y los materiales que se fabrican al lado de la ruta 4”.