Representantes del peronismo, como Antonio Cafiero, de un lado, y hombres del gobierno frenteamplista del otro. Mujica fue con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y hubo varios ministros del gobierno de Tabaré Vázquez. Estuvo, por ejemplo, Mariano Arana, que fue el ministro del área que defendió la instalación de plantas de celulosa que tanto cuestionó el gobierno los Kirchner. Ayer, él y otros hombres del gobierno uruguayo se cruzaron en abrazos y elogios con la representación argentina. En las mesas no se escucharon palabras como «Botnia», «puentes cortados» o La Haya. Sí hubo choque de copas para brindar por tiempos mejores.
Sólo al final, ante la pregunta de un periodista, Mujica hizo otro gesto de distensión: «Vamos a tratar de tener una relación respetuosa, fraterna y que busque puntos de contacto. Si persiste algún forúnculo por ahí, buscaremos que se mantenga enquistado». Lo más cerca que estuvo de mencionar a Botnia y a los asambleístas de Gualeguaychú.
El encuentro fue en la chacra coloniense La Tranquilona, propiedad de Patiño, con motivo de despedida de su gestión, que terminará en las próximas semanas. Su renuncia fue precedida de una polémica con la oposición uruguaya debido a que había elogiado en público a Mujica en plena campaña electoral.
Al costado de la piscina, Patiño habló emocionado. A Mujica y Topolansky les agradeció por ser «ejemplos de vida». Reconoció que le daba «un poco de envidia» que Uruguay tuviera a esos dirigentes políticos. Hizo mención especial de los hijos de desaparecidos, que estaban presentes, como Macarena Gelman, la nieta reclamada durante años por el poeta argentino Juan Gelman.
El diplomático hizo un reconocimiento destacado al ex canciller Reinaldo Gargano, que estuvo al frente de Relaciones Exteriores durante el estallido del conflicto por Botnia.
Expresó admiración y afecto por Cafiero, que es su suegro, y a quien identificó como «padre político» y artífice de la «renovación peronista».
Habló de sus hijos; se le quebró la voz y besó a su esposa ante el aplauso de una platea política. Salvo el intendente de Colonia, Walter Zimmer, no había dirigentes de los partidos de la oposición. Sí llegaron muchos legisladores del Frente Amplio, autoridades de la intendencia de Montevideo y empresarios, entre los que se destacó Juan Carlos López Mena, propietario de Buquebus.
Mujica destacó que a Patiño «le tocaron vivir momentos difíciles» y que «le han pegado garrotazos», pero subrayó que se sentía «reconfortado de poder dar un abrazo a un amigo».