Montiel promete dar nombres de «muy buenos candidatos» para la Convención Constituyente

Polémico y severo en sus definiciones, Sergio Montiel se ampara en su estado de salud “no puedo tener tensiones”, advierte— para elegir de qué hablar y de qué no. La línea aparece muy clara: del lado del silencio, los aspectos más ásperos de su gestión al frente del Ejecutivo; del lado de la palabra, la actualidad más intensa: reforma de la Constitución; la crisis del radicalismo; el resultado electoral del 18 de marzo. Bajo estas condiciones, el ex gobernador habló con EL DIARIO.
Amable, y hasta de buen humor pese a la debilidad en que se encuentra tras un complejo postoperatorio, hizo lugar en su casa a una extensa entrevista que terminó exactamente cuando él consideró que era suficiente.

-Hubo rumores acerca de su estado de salud. ¿Cómo se encuentra?
Venía sufriendo problemas que inicialmente no fueron descubiertos. Los estudios no daban qué era lo que tenía. Finalmente, se descubre una obstrucción intestinal que se opera en la Fundación Favaloro. Fui a hacerme ver y me operaron de inmediato. Eso fue hace un mes y el resultado es favorable aunque no he sido dado de alta porque atravieso un postoperatorio complejo. No puedo tener tensiones, ni muchas actividades. Me siento bien pero no fuerte porque he quedado excesivamente debilitado.

-¿Que edad tiene usted?
Tengo 79 años. Voy a cumplir 80 este año.

¿Qué haría por estos días si estuviera de alta?
Tendría una actividad pareja a la que he tenido siempre. Pero la tengo que mirar de lejos.

-¿A la actividad política?
Sí. A la militancia política y a la actividad particular mía, lo que hago habitualmente.

-¿Que hace?
Actividades en relación a la quinta, al campo. Estoy bastante en la quinta pero ahora no. Voy un rato, doy una vueltita no más. Y vuelvo.

-¿Cuál fue su última actividad política antes de esta situación?
Intervine en la Convención Nacional. Soy primer delegado de Entre Ríos. Presentamos un proyecto para solicitar que se eligiera una fórmula radical. Lo convinimos con las autoridades del Comité Provincial y con el grueso de la gente con la que hablamos. No hay ningún apoyo a esta candidatura de (Roberto) Lavagna. Es un salvavidas de plomo que hará mucho daño al radicalismo y, en definitiva, al país porque cuando no hay partidos, o se debilitan, la democracia funciona a medias. Hay elecciones pero se sabe que el que más plata tiene es el que obtiene más votos. Esto no es democracia y mucho menos República. La elección por sí misma no significa democracia.

-A esta altura, con la decisión de la Convención ya tomada, ¿cuál sería la salida?
Simplemente que se llame a internas y que el radicalismo tenga una fórmula propia.

-¿Hay margen para que el radicalismo entrerriano desobedezca el mandato de la Convención?
Sería una situación compleja. Pero veo difícil obtener que la gente vote. Muchos ni siquiera quieren ser fiscales. Y esto va a generar, de hecho, una situación de rebeldía. La gente no va a querer votar. Esto se vive en Entre Ríos, en Córdoba, en Buenos Aires donde no lo dejaron entrar a Lavagna a un comité. Lo más demostrativo del poco avance es que organizan un acto en el Cine Rex de Buenos Aires. Ningún lanzamiento se hace en un cine.

-Con esta operación, ¿pudo votar el 18 de marzo?
Me volví de Buenos Aires para votar. Llegué a las cuatro de la tarde. Y a los dos días tuve que volver. Nunca deje de votar.

-¿Como analizó el peronismo dividido en dos boletas?
Son procesos casi naturales cuando se excede cierto volumen de poder concentrado. Es un problema al que prefiero no referirme. Obedece al déficit nuestro, inclusive. No fuimos capaces de ser una alternativa. La campaña radical fue débil, sin propuestas. Los candidatos no alcanzaron a formular algo distinto. No conozco que haya quedado ninguna propuesta de ninguna naturaleza, buena o mala. No hubo nada. No estuvieron a la altura de las circunstancias, porque aun en la coyuntura, el partido podría haber aprovechado esta división del peronismo. Ni eso se pudo hacer.

-¿Imaginaba el resultado electoral?
Estaba cantado que perdíamos la Municipalidad de Paraná y que perdíamos fuertemente la provincia. Yo era uno de los pocos que planteaba que se perdía Paraná. Era una cuestión de sentido lógico. Busti, que deja la Gobernación, necesita contar con un apoyo esencial que ya no lo tiene tanto en Concordia. Necesitaba la Municipalidad de Paraná y no eligió a cualquiera sino a un hombre fuertemente vinculado con su sector.

-Respecto de la elección en Paraná, se analizó el peso que tenía la boleta sábana para facilitar el triunfo de José Carlos Halle. Justamente por estas horas se debate la reforma política que propone dividir la boleta en tres cuerpos. ¿Qué opina usted de esta postura de los legisladores?
Estoy de acuerdo. Así se hizo en 1983. Cuando hicimos propuestas de reforma pedíamos dos cosas: boletas dividida y elecciones diferenciadas. Por eso no estuve en contra de que la elección provincial se realizara diferenciada de la nacional, aunque la distancia con diciembre es muy grande. Por eso ahora sostengo que, si hay que elegir constituyentes, la elección debiera separarse de la nacional porque si no una influye sobre la otra y no es razonable. Mucho menos cuando se trata de una Asamblea Constituyente. Podría acercarnos al peligro de quitarle legitimidad a la reforma. La elección de constituyentes tiene que realizarse con el máximo de garantías de que cada sector llevará la gente con la prudencia necesaria, con el equilibrio. No necesariamente los candidatos deberán ser especialistas en derecho, pero sí especialistas en interpretar a la sociedad.

-Luego de lo que ha dicho de los candidatos de marzo, ¿puede la UCR proponer una lista de convencionales de peso?
El radicalismo tiene gente muy valiosa con la que puede hacer una muy buena lista. También para la elección de diputados y senadores nacionales se puede hacer una buena propuesta. Hay candidatos que se están postulando en estos momentos que ya han demostrado que no sirven. El 18 de marzo los candidatos ya demostraron que no tuvieron plafón y demostraron que no van a representar ni al partido ni a nadie.
No ahora, pero en su momento voy a dar nombres de distintos sectores del partido que están en condiciones de ser buenos candidatos para la reforma. De distintos sectores internos que podrán confluir en una lista común siempre que reflejen a los distintos sectores en un acuerdo mínimo.

-De todos modos, pareciera que los tradicionales sectores internos de la UCR se han desdibujado.
Es cierto, pero eso no quiere decir que no existan. Me animaría a decir, además, que hay un estado de conciencia muy fuerte en el afiliado. ¿Sabe dónde se vio? En la elección del 18 de marzo. La gente que votó por el radicalismo es el radicalismo simplemente. Votó por el radicalismo sin que le importaran los candidatos. La gente fue y votó. Y por el partido, un partido que no movilizó a nadie. Se hizo una campaña muy light pero la gente fue a votar.

Para destacar

Cuándo se insinuó una pregunta: “Si fuera gobernador…”. “No hagamos futurismo”, dijo en una carcajada. Se intentó de nuevo: “No, me refiero a que si le hubiera tocado ser gobernador con los recursos con los que hoy cuenta el Estado provincial, a qué proyecto le hubiera dado impulso”. “Ah… —entendió—. Hubiera terminado el laboratorio de remedios… Y hubiera hecho varias colonias, como la que queríamos hacer en Santa Elena y como lo hicimos en Federación con muy buen resultado”.
La crisis del país, apenas se iniciaba el Siglo XX encontró a Montiel al frente de la Casa Gris y al presidente Néstor Kirchner en su provincia, Santa Cruz. “Sí… compartimos aquel momento —recordó—. Nunca me hubiera imaginado que iba a llegar a la Presidencia. Es un hombre muy temperamental. En aquel momento, explotaba, saltaba. Nunca me imaginé. Hay que decir que ha hecho muchas cosas que son buenas. Otras no. Se equivoca cuando concentra poder y lo maneja con un autoritarismo excesivo”.

Reforma: “Hay que resguardar la legitimidad de la Convención”

Ni un sí ni un no respecto de la necesidad de la reforma pronunció Sergio Montiel. Más bien, minimizó las urgencias. Si se convocara, reclama “prudencia” por parte de los partidos políticos a fin de resguardar “la legitimidad” de la nueva Constitución. Propone jerarquizar, en la Carta Magna, un concepto amplio de salud y una idea de la producción como bien social.

-¿Cómo cree que va a opinar el congreso radical respecto de la reforma de la Constitución?
No sabemos cómo va a ser el escenario para el 19. Si el proyecto de ley se vota antes esto condicionará el congreso. He notado que hay un gran temor de ser víctima de algún tipo de maniobra. No sé… Me parece que sería prudente que el gobierno se manejara sin presiones porque hay que resguardar la legitimidad de la Convención. A nadie le hará bien que surja una reforma a la que la gente ponga en duda. Esto sería negativo, no para fulano o mengano, sino para la sociedad. Hay que cuidar esa legitimidad. No presionar ni tratar de imponer.

-¿Qué opina del trabajo de la Comisión de Consenso que integran legisladores radicales?
Es notable que cada vez hay más artículos de la Constitución de 1933 que no se pueden tocar. Han ido aumentando el núcleo pétreo porque están descubriendo lo que decimos desde 1983: que la Constitución vigente es excelente y habla muy bien de los convencionales que la hicieron, de los distintos partidos porque todos trabajaron y le dieron legitimidad total. Demostraron que hicieron lo mejor que podían hacer. Cuando veníamos del pésimo gobierno fascista de (José Félix) Uriburu, en Entre Ríos se hace esta Constitución. Cuando en el mundo Hitler se encaramaba al poder, cuando Mussolini era todopoderoso, cuando el mundo marchaba hacia el totalitarismo, los entrerrianos hicieron una excelente Constitución. Ahora la están descubriendo, con gran responsabilidad se ve el valor que tiene. Lo que queda para reformar es muy poquito.

-¿Lo que ya está haciendo falta?
Lo que hace falta o lo que quieren poner por razones políticas como es el caso de la reelección con lo cual estoy absolutamente en contra. Me parece un pésimo sistema. Los dos proyectos de reforma que presenté no contienen la reelección. Ese es un motivo de la reforma. Otro, es el Consejo de la Magistratura al que yo me opuse cuando se impulsó a nivel nacional. Es preferible el sistema que nos permitió tener los grandes jueces del país, cuando se iba a buscar a alguien porque era una persona prestigiosa. Y se le pedía que dejara lo propio para sacrificarse para ser juez. Yo creo que si esos son los temas, eso le quita validez a la reforma.

-¿Qué debería debatirse en una reforma?
Los grandes temas que son la recuperación institucional de la provincia y del país, la restitución de facultades que se nos han quitado. Hay un equilibrio perdido porque todo está concentrado en la Presidencia. Este gobierno ha seguido con un proceso que viene de lejos. Es una lástima porque el Presidente, el 25 de mayo de 2003, habló de estas cosas. Yo estuve allí, como gobernador, y lo escuché con mucha satisfacción. Pero además, hay dos problemas básicos que no tienen hoy la jerarquía que merecen. Uno, la producción; está expresado en el Régimen Económico y del Trabajo pero hay que completarlo con problemas muy actuales de la sociedad humana en general. El otro es el problema de la salud. La educación está considerada un derecho básico, el derecho de “enseñar y aprender” como dice el artículo 14. Pero la salud nunca tuvo esta jerarquía. El problema de la salud, integralmente considerado, es pensar no sólo en los hospitales, sino en resolver desde el agua corriente, las cloacas, el hábitat de trabajo, los residuos, hasta promover la vivienda digna. Así como pedimos educación gratuita, no podemos tener una atención de la salud que dependa casi exclusivamente del bolsillo de cada uno. Hay que ponerla al mismo nivel que el problema educativo porque son los dos grandes factores económicos, instrumentos económicos que tiene la sociedad moderna. Una sociedad con enfermos y con iletrados no funciona.

-¿Y la producción? ¿Qué más debiera decir la Carta Magna?
Entre Ríos es una provincia productora de alimentos. Habría que completar la idea de producción y de trabajo que tiene la Constitución vigente. Hay que conceptualizar la producción como un bien de la sociedad a fin de que reciba, por parte del Estado y de la sociedad una consideración mayor. Si la salud fuera un principio fundamental, la educación igual y la producción igual, no habría nadie que quedara fuera del proceso.
Se podrá decir que ‘la Constitución es inaplicable’. Pero la Constitución debe marcar rumbos, proyectarse hacia el futuro. Realmente espero que, si se hace la reforma, se haga de manera prudente y de la mejor manera. No deseo que nadie fracase. Si nos ponemos de acuerdo y se va a hacer, que se haga bien. No una cosa de circunstancia como es la reelección. Sería muy bueno.

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