A medida que se acercaba el mediodía, más personas se concentraron en las inmediaciones de la Plaza Independencia al pie del Monumento a José Gervasio Artigas, donde al momento que llegaron los asambleístas argentinos se pudo ver desde insultos, huevazos, hasta escupitajos.
El punto más álgido se vivió cuando los protestantes uruguayos, contrarios a los piqueteros, arrinconaron a uno de los asambleístas. Lo fueron empujando poco a poco desde el centro de la plaza hasta la Puerta de la Ciudadela, donde tras continuar con los insultos y al grito de, «que se vayan», fue ingresado por un efectivo policial vestido de civil a un taxímetro, cuyo parabrisa también sufrió las consecuencias de los disturbios.
Pero la circunstancia no acabó allí, los otros asambleístas, tres mujeres y un hombre, también empezaron a ser arrastrados por la masa de gente que los fue llevado desde la Puerta de la Ciudadela hasta la Rambla Portuaria.
Fue un camino hecho a paso de tortuga, donde podían verse personas arrojando líquidos desde los balcones, otros tantos gritando, otros tirando más huevos. La desenfrenada carrera terminó al momento que intervino la Policía al llevarse, por seguridad, a los asambleístas argentinos; mientras que la concentración de uruguayos comenzó poco a poco a disolverse.