Además del edificio en sí se construyeron 91 locales con una dimensión de 2 por 2 metros con estructura metálica, cerramientos laterales de placas de MDF, cielorraso con placas de yeso, en el frente cerrados con una cortina de enrollar metálica, se instaló un sistema contra incendio y además se colocaron matafuegos. Se construyó un grupo sanitario para mujeres y varones y también para discapacitados. “Fue una inversión muy importante que hay que mantenerla en el tiempo”, dijo la subsecretaria de Gobierno.
“Ellos saben las buenas intenciones que tuvo el intendente cuando les dijo que les iba a hacer un lugar digno no sólo para la ciudad sino para que ustedes trabajen en las condiciones que se merecen”, dijo. “El municipio lo amortizó con fondos propios y fue un esfuerzo para todos los ciudadanos para que hoy el mercado de Pulgas hoy esté como está: prolijo, bien, es un mercado de primera categoría”, señaló.
La tasa de Inspección e Higiene municipal era el requisito que se les pidió que tengan al día para acceder a un puesto dentro del Mercado. “Eso lo tuvieron al día y puede haber algunos que deban algunos meses ahora pero con la tasa estamos dentro de los parámetros normales”, dijo.
Pero respecto del canon, consistente en un monto de $ 300 que tienen que pagar, la situación no es la misma. Ocho propietarios de los 91 puestos existentes nunca lo abonaron. “Este es un llamado de atención que se les hace desde aquí, desde Gobierno, a esos ocho que tomen consciencia que perjudican a sus demás compañeros y sería bueno que vengan y demuestren una voluntad de pago”, señaló. El dinero adeudado corresponde a 10 u 11 meses, entre $ 3.000 y $ 3.300.
Los restantes puesteros abonan el canon aunque con un atraso de uno, dos o tres meses. “Algunos más atrasados que otros pero los 85 restantes están pagando para que en la municipalidad haya un fondo destinado exclusivamente para mantenimiento del edificio”, dijo Barrios.
De todas formas, la subsecretaria de Gobierno señaló que el balance es positivo. “Dentro de la informalidad y la precariedad con la que se manejaban allí, los puesteros han entendido que tienen que estar dentro del circuito formal de lo que es un comercio, de pagar los tributos que corresponda a cualquier persona que tenga un comercio”, explicó.
“Ellos saben en las condiciones en las que estaban antes de la reconstrucción del Mercado y tienen que ser conscientes y hacerse responsables de las obligaciones que son pagar el canon y la tasa de Higiene”, añadió Barrios.
¿Qué pasa si no pagan? La sanción establecida en el contrato de comodato de los puestos es de dos a tres multas en primera instancia y, en última, sacarles el puesto y el sorteo del box a personas interesadas en establecerse en el Mercado. Pero la funcionaria dijo que “el intendente no quiere llegar a una sanción definitiva”.
Dentro del canon, según Barrios, se contemplan varios costos. “Nosotros para el mantenimiento de la estructura edilicia, pintura, si se llega a romper algo porque con los años todos los edificios se van deteriorando más con el uso que tiene un lugar de estos que es constantemente con ingreso de gente; la gente entrando, saliendo, las luces encendidas, ventiladores”, etc.
Dentro del Mercado, los vendedores explican que además del canon que deben abonar al municipio, también pagan una cuota mensual que consiste en una suma cercana a los $ 360 para gastos de funcionamiento y mejoras. Pero, al no poder recaudarse la totalidad de lo previsto debido a que todos no pagan, no se pudieron implementar algunas cuestiones que están previstas desde que el Mercado abrió sus puertas.
Por ejemplo, la colocación de un piso de porcelanato en el piso de todo el predio, tal como hay en los sanitarios. En la actualidad solo hay cemento alisado. Además se planeó colocar un equipo de aire acondicionado central para las jornadas de calor agobiante. Tampoco se pudo llevara adelante esa empresa. También se estimaba contar con un fondo para abonar las indemnizaciones de dos serenos que antes prestaban servicios para el Mercado pero quedaron sin trabajo luego de la remodelación del edificio dado que ya no es un lugar abierto y quedó absolutamente cerrado.
En una reunión que hubo la semana pasada, algunos de los que asistieron que no pagan el canon sugirieron a los demás propietarios pedir a la municipalidad que se anule la deuda y que “arranque de cero” dado que se viene un año de elecciones. “A eso lo acostumbraron los políticos”, dijo el puestero consultado. Una frase que explica con total sensatez la conducta por las que muchos se siguen guiando. Como cuando el Mercado de Pulgas era de maderas y chapas.