Menú para Celíacos: una opción casi inexistente en Concordia

“Cada vez hay más gente. En una familia en vez de un chico ya está el hermanito, el abuelo y se va ampliando. La celiaquía es casi te diría un epidemia. Yo hace 17 años que estoy y es impresionante la cantidad de celíacos”, señaló. La mujer explicó que antes no se sabía de la enfermedad o la gente no tomaba consciencia.

Según sostuvo, los síntomas más comunes en los niños son: distensión abdominal, diarreas, vómitos, pérdida de cabello, déficit de crecimiento, etc. En los adultos: anemia, infertilidad, problemas neurológicos, se asocia con otras enfermedades como diabetes, artritis, osteoporosis, etc.

“Si no hacés la dieta sin gluten estrictamente, vas derecho a un cáncer porque afecta al intestino delgado. Hoy por hoy, la gente recurre al gastroenterólogo y esto se hace mucho más fácil. El diagnóstico final es la biopsia que, en los adultos, tenemos los hospitales pero los chicos son el problema. Hace 17 años que estamos y todavía no hay para los chicos. Tienen que ir a Buenos Aires y tienen que pedir turno y a lo mejor un turno para dentro de tres meses y mientras tanto no le podes hacer la dieta porque no sabes si es y si le haces después le sale negativo. Es complicado el tema”, acotó.

La celiaquía puede aparecer a cualquier edad. La presidenta de la Asociación comentó que hace una semana falleció una señora que a los 80 le habían diagnosticado la enfermedad. “Y falleció ahora con 89 años”, dijo.

La mujer señaló que desde hace un tiempo a esta parte, viene un médico reconocido a Concordia a dar charlas a los odontólogos, gastroenterólogos y pediatras para que “tomen consciencia”. “Sino el paciente da vueltas, vienen acá y me preguntan a mí y yo los mando y ahí están dando vueltas y de aquí a que le diagnostiquen la enfermedad esa persona se deteriora, se enferma cada vez más”, indicó. Calabresse aseguró que hay gastroenterólogos en la ciudad que les derivan a quienes son diagnosticados. “Yo me encargo solamente de la alimentación, del taller de cocina”, etc.

La alimentación es un tema aparte. No sólo por la elaboración especial de los productos sino también por los costos de la misma. “Son muy caros. Estamos hablando de un 500 % más caro. Un paquetito de vainillas está $ 30 y debe tener 10 galletitas”, ejemplificó. Una de las causas del encarecimiento es la presencia del logo en los productos. “Ahora hicimos Precios Cuidados con la gente de Cedesco y la Dirección de Defensa del Consumidor y la socia-gerente Laura Kobrinsky y renovamos en febrero y vamos implementando cada vez más productos”, señaló Calabresse.

Comprar comida y salir a comer es un tema aparte. No hay rotiserías no panaderías que ofrezcan pizzas, tartas, empanadas, tortas, facturas o bizcochos para celíacos. Por otra parte, solamente dos restaurantes cumplen con una ordenanza sancionada y vetada parcialmente en 2011 y modificada luego, cuando  Cedesco, junto con la Asociación,  la reflotaron. La norma exige que en la carta se ofrezca un menú diferencial. “Tratamos de mover un poquito esa ordenanza y se prestó la señora Vanesa de un restaurante muy conocido de Concordia donde venden productos para celiacos”, dijo.

Pero, a su vez, los restaurantes que integran a los celíacos no ofrecen productos como pizzas o empanadas debido al temor de que haya “contaminación cruzada”. “Nunca podés hervir con la misma agua los ravioles de ustedes con los ravioles nuestros. Jamás porque ahí estás contaminando. Tampoco hay que dramatizar porque si tenés una ollita y la lavás bien, primero haces el menú celíaco y después el normal, siempre tratando de que no se contamine”, dijo Calabresse.

No obstante, la presidenta de la Asociación señaló que el gobierno nacional ayuda a quienes padecen celiaquía con pensiones, y , a su vez, tienen dificultades económicas. “Y también tenemos la tarjeta Sidecreer que, de $ 130 que estuvimos diez años, el otro mes pasó a $ 400”, dijo. Además, recordó que existe una ley  que establece que las obras sociales deben ayudar económicamente a sus afiliados. "Hay obras sociales como Iosper que les dan $ 400 por mes y otras les dan $ 275 con reintegro. El reintegro se va a los dos meses, tiene que presentar boleta y hay gente que no le da boleta. Al final no es una ayuda”, dijo. 

Sábado por medio, la asociación realiza un taller de elaboración de comida donde se explica que harinas se deben utilizar y como se deben mezclar. “Pedimos a la gente $ 40 por mes para compartir los gastos”, indicó. Una sola persona se encarga de comprar para todos los asistentes la leche y las diferentes harinas. “Y lo que sobra vamos a comprar sillas que es lo que falta y una heladerita pero todo a base de pulmón. Hemos vendido en la Costanera y queremos vender acá siempre con el permiso de Bromatología para nuestros gastos”, indicó.

Por otra parte, mencionó que necesitan asistentes sociales para controlar a las madres de los niños que fueron diagnosticados pero, a pesar de recibir una pensión, no les cocinan los menús específicos. Calabresse aseguró que recibe de denuncias de niños con “panza” y “flaquitos” al mismo tiempo. Cuando se entera, trata de entablar diálogo con los progenitores. “Si está cobrando es una ayuda para que el niño esté bien alimentado, bien controlado. Pero eso lo tienen que hacer las personas que están dedicadas a eso que serían las asistentes sociales: me encantaría por los celiacos que no tienen consciencia”, dijo.

Entradas relacionadas