Cómo todo está relacionado, y no hay quien tenga una mano tan grande para tapar el sol con ella, a la vista de los artículos anteriores relacionados con la temática, siguen surgiendo datos que reflejan la situación que atraviesa Concordia en materia de sexualidad adolescente, y sobretodo abuso sexual infantil en todas sus formas.
Si ayer el dato que sorprendía era el aumento de casos de violaciones intrafamiliares en las que los abusadores eran los propios padres o hermanos de los menores víctimas -datos que pueden corroborarse en la Justicia (3 denuncias por semana), o en los propios oficios del Copnaf donde las cifras son mayores- hoy el dato fielmente descriptivo de este tema, surge desde el Hospital Delicia Concepción Masvernat, más precisamente del área de Maternidad, donde en los últimos 47 días se atendió un promedio de casi una menor embarazada por día.
Solo desde el 1 de octubre al 17 de noviembre, se oficiaron 41 partos a madres de entre 14 y 16 años, todas aducen ser madres solteras, pero según señalan fuentes hospitalarias; “en todos los casos son pacientes muy reservadas, no dicen una palabra sobre el padre de la criatura y por lo general se trata de parejas o novios mayores, que no se hacen cargo porque pueden ir presos por abuso sexual” y es que reconocer al bebe es confesar un delito e incluso la simple sospecha puede ser confirmada con el ADN de la criatura. En otros casos, directamente se trata de violaciones forzadas, muy encubiertas por todo el círculo familiar y en menor medida, novios adolecentes también menores de edad.
La discriminación de partos por edades arroja números que vale la pena analizar:
En este periodo de 47 días, se asistieron 11 partos de niñas-madres de 14 años, 25 partos de madres-adolecentes de 16 años, y 5 partos de madres quinceañeras.
Y si calculamos el promedio de 9 meses de embarazo antes del parto, el resultado es que la mayoría de las pacientes se quedó embarazada a los 13, y los 15 años.
Tampoco es un dato menor que cerca del 45% de las pacientes de que llegan a parir al Hospital no tienen DNI, y que muchas ya a esa edad se fueron del hogar paterno, para convivir con un hombre mayor de edad.
Muchas de las historias son tan similares que es imposible obviar que son el resultado de una misma problemática. Niñas que sufren abusos en su hogar paterno, que son abusadas y maltratadas por sus propios padres, o muchas veces que simplemente están cansadas de sufrir hambre y pobreza; y terminan escapando, yéndose a vivir con hombres mayores que les permita salir de esa situación, aunque no necesariamente la nueva realidad sea un gran cambio.
Muy precozmente se dedican a ser amas de casa y abandonan la escuela, perdiendo así la única posibilidad de salir del círculo vicioso de la dependencia permanente.
Pero volviendo al disparador: Estos casos, que son legalmente abusos sexuales, ya que la ley así los califica toda vez que la pareja sea mayor de edad, aunque fuera fruto de una relación consentida, no continúan en la Justicia, muy pocos llegan a ser denunciados: En primera instancia porque cuando una menor embarazada llega al Hospital se comunica al Copnaf, y es este organismo el único autorizado a dialogar sobre el tema con la menor, aunque en la práctica eso no pasa de ahí. Los casos no se judicializan. Tal como ocurre con la explotación y el trabajo infantil, el Copnaf interviene, traslada a los menores, pero no extiende denuncias ante la fiscalía, y tampoco lo hace de oficio en casos de menores embarazadas, a menos que las propias pacientes así lo expresen.
De esta forma, hay un considerable número de casos de abuso, que no se computan como tales, porque al ser desconocido el padre de la criatura, no se puede determinar si es mayor de edad o no, y por consiguiente si hay o no abuso.
PREVENCIÓN
Una vez más, la “clave” para evitar tener que estar constantemente trabajando sobre los hechos consumados, no es otra que el cumplimiento de una ley nacional que es también palabra muerta de la nueva constitución provincial, se llama EDUCACION SEXUAL, y no se da en la mayoría de las escuelas públicas de la ciudad de Concordia, y como puede apreciarse, debe darse desde la escuela primaria si se pretende no llegar demasiado tarde.
Como ya mencionara en otra oportunidad: tal vez –es cierto- sea muy difícil evitar el abuso intrafamiliar, dado el entorno de intimidad en el que se da, pero lo que seguramente se puede evitar, es que ese hecho se repita y se haga sistemático, y eso se logra educando al niño, enseñándole que hay partes del cuerpo que son privadas, y cómo reaccionar ante la vulneración de su intimidad, a quien acudir.
Enseñando educación sexual en las escuelas, porque lo que no se aprende en la casa en algún lugar se debe aprender, y en una realidad tan brutal, en la que los niños de 6 y 7 años ya tienen su primer contacto sexual a atreves del abuso, o viendo películas condicionadas con sus padres (como lo expusimos en la nota relacionada y que surgió de la confesión de una madre) o por las condiciones propias de precariedad de la vivienda y precariedad cultural, sus padres tienen relaciones sexuales en el mismo ambiente que los menores toman la merienda o ven la televisión.
Pero para poder avanzar en prevención y en políticas efectivas de contención y abordaje de situaciones de emergencia, es indispensable empezar reconociendo la realidad, y solo así poder diseñar un programa de trabajo. De lo contrario, esa simiesca actitud de tapar el sol con la mano, seguirá malaconsejando cada paso, como el arquitecto que pretender edificar una torre sin conocer la firmeza del terreno o las dimensiones de los cimientos, lo que ocurre es que la torre se cae.