Mauricio Macri asegura que lo que Busti “no pudo hacer hasta ahora, va a ser difícil que pueda hacerlo a futuro”

Este fue el diálogo que el referente de la nueva derecha mantuvo con periodistas del Cronista Digital de Paraná

– ¿Qué es el macrismo de lo que hablan los medios porteños?
– Bueno, es lógico que no nos conozcan en términos políticos porque somos nuevos; nos pueden conocer por el fútbol pero no por esto. Me suena raro hablar de macrismo, pero Compromiso para el Cambio representa un grupo de gente que se identifica con los postulados que hemos preparado durante estos años y que se resume en que el Estado debe estar al servicio de la gente, que lejos de cerrarlo hay que abrirlo, lejos de que hay que echar a la gente hay que capacitarla y hay que hacerle entender de que tiene que haber servicios públicos y que a la política no el Estado. La política tiene que fijar rumbos pero no tiene que ser base para distribuir favores porque eso ha destruido la capacidad de acción del Estado. Nosotros representamos gente que cree que la gestión, y que el problema de los argentinos pasa por la gestión y no por lo ideológico. La ideología se utiliza para renovar rencores.

–Usted tiene su ideología…
–Si, me refiero a que esa así acá en términos generales. En el mundo la ideología es como una religión, algo que sirve para entusiasmar, contagiar esperanza e ilusiones. Pero acá se la ha usado mucho para la agresión.

–Se ha lanzado a andar por el interior, ¿advierte la disparidad con la Capital Federal?Porque viéndolo desde las provincias parece que maneja recursos del primer mundo. En su ciudad, si alguien se cae en una esquina llega la ambulancia estatal. En Paraná ya no andan las ambulancias para quién no pague. La ambulancia pública es como el tren, ya no existe.
–Yo diría que sí, que las diferencias son enormes. Pero se sorprendería de ver que la diferencia mayor está dentro de la misma ciudad de Buenos Aires. La zona sur de la ciudad tiene índices de necesidades básicas insatisfechas, o sea la pobreza, peores que el noreste chaqueño. Estamos en la misma ciudad.
Lejos de todos los discursos que escuchamos, que dicen que buscan la mejor distribución de la riqueza, en la diferencia entre ricos y pobre lo único que se ha hecho es aumentarlas, a un punto en lo cual la sociedad se divide para todo, porque en el nivel de violencia en el que nos manejamos es espantoso.

–¿Y en Entre Ríos que vio? Es la segunda vez que está por estos días.
–Y bueno, veo esta realidad también. Porque veo primer mundo cuando visito Johnson Aceros y veo tercer mundo cuando voy a los barrios marginales y veo los nenes con desnutrición, con deserción escolar. O sea, una diferencia muy grande, y es ahí donde falla el Estado, porque es el Estado el que cobra los impuestos, y es el Estado el que tiene que hacerse cargo de que aquellos que están relegados tengan una segunda oportunidad, con una buena educación pública, con una buena asistencia social, con una buena seguridad, un buen servicio de salud y no que los recursos desaparezcan en mano del clientelismo político.
Hay que desterrar la esclavitud. Se ha vuelto, con fines políticos a usufructuar de la esclavitud de la pobreza. Hay una gran cantidad de gente que no puede comer, entonces recibe un plan, y a cambio de esto tiene que alinearse políticamente con quien se lo da. Eso es una aberración.

–¿Qué reaseguro hay de que un político de la capital vaya a ver la Argentina interior, la del campo que por estos tiempos ha llenado las arcas de la Nación? A pesar de que hay que admitir que gente del interior ha gobernado en contra de las provincias.
–Reaseguro nunca se tiene. En la cancha se ven los pingos. Pero por lo menos no le voy a dar a una provincia diez veces más que a las otras, como pasa hoy. Yo sueño con la Argentina donde cada comunidad tenga su identidad, su capacidad de generar proyectos e iniciativas a nivel comercial, industrial, intelectual. Cuando uno viaja a los Estados Unidos, ve que lo que pasa en Washington a los tipos de Indianápolis o de Atlanta no les importa, no se enteran. En Atlanta está la Coca Cola, la Bell South, la que era dueña de Movicom o sea que son empresas gigantescas que le venden a todo el mundo de ahí. En este país es desesperanzador pensar que si no pasa por Buenos Aires no existe. Yo soy de la idea de que la lógica cambió. Los recursos naturales que se puedan movilizar para levantar nuestras exportaciones están en el interior: la minería, la agroindustria, la madera, el turismo; el trabajo va a estar ahí.

–Mirando en la historia, una mirada para atrás hasta el siglo XIX y hacia el siglo XX, ¿Con qué gobierno se identificaría?
–No es lo mío, a mi me gusta mirar para adelante. Pero yo me identificaría con la capacidad de imaginar, soñar e inventar de Sarmiento. Con la capacidad de gestión de Roca, con la modernidad y el progresismo de Frondizi que son gobiernos que entusiasman.

–Salvo Sarmiento, me imaginé que serían sus referentes Roca y Frondizi, especialmente por su vinculación con la parte privada que es lo que más se les cuestiona.
–No. Es que el Estado debe ser una fuente de inspiración de movilizar las riquezas, de movilizar los recursos, de liberar las fuerzas. En la Argentina existe mucha más libertad de la que utilizamos. Estamos como maniatados. Hay que animarse del Estado y ver qué es lo que uno puede movilizar, ver qué talento hay y articularlo, liberarlo, sacarle trabas. Cómo puede ser que en la Argentina alguien quiera adoptar un chico y que tarde entre 3 y 5 años, dónde se ha visto eso. Hay un chico que necesita unos padres para que lo eduquen y aparece una cantidad de burócratas insensibles que demoran las cosas, y lo que terminan logrando es que se articulen mecanismos paralelos, irregulares, inmorales donde la gente viaja a Misiones y compra un bebé, se lo trae y se acabó.
Y así, con esa burocracia si alguien quiere poner un quiosco, por poco tiene que llenar 28 mil formularios, que desarme una bomba de Al Qaeda en dos minutos y si no, vuela el permiso. Hay cosas que no se entienden.

–Le tiro un nombre y devuélvame una definición: Kirchner.
–Sabe ejercer el poder. Necesitamos que tenga una visión de largo plazo.

–Menem.
–Un transgresor que no supo diferenciar las cosas por derecha que hacerlas por izquierda. Hoy en vez de criticarse cómo lo hizo se critica lo que hizo, y en muchos casos la modernización era necesaria.

–López Murphy.
–Coincidimos en la necesidad de transparencia en la gestión.

–Carrió.
–En lo institucional la tiene clara, pero en lo económico ve demasiados fantasmas que no existe.

–Busti.
–Lo que no pudo hacer hasta ahora va a ser difícil que pueda hacerlo a futuro.

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