La vecina sostuvo que los departamentos se van deteriorando cada vez más. “Se caen los pedazos de las paredes, se están rajando y los que están cerca de la vía, ni hablar”, remarcó. “Yo estoy preocupada porque vivo en el último piso y a mí se me llueve fuertísimo, chorrea agua. A mí se me rajó el techo en dos partes”, dijo. “Hasta ahora no puedo comprar una membrana porque quede viuda y tengo un sueldo de jubilada que no me alcanza”, señaló.
Al igual que Pamela Valdez, la joven que manifestó sus preocupaciones el sábado pasado, María dijo que tenía miedo de que se produzca un derrumbe y terminen aplastados. “¿Qué van a hacer cuando estemos todos aplastados?”, se preguntó. “No me conformo con que haya venido un hombre al que le agradezco pero mirar de afuera es fácil. El problema lo tenemos en todo el edificio. Las rajaduras de techos, en las paredes, los pedacitos de afuera de los balcones que se caen y los pedazos de escombros caen”, dijo.
Incluso, la mujer sostuvo que a través de las paredes rajadas se filtra orina de los baños. “El agua sale por todos lados. Las cloacas acá viven reventadas. Vivimos dentro de la suciedad”, indicó.
“Acá los vecinos no son unidos. Parece que solo nosotros estamos con el problema. Acá hay personas que están mezclando la política con lo que estamos viviendo. Es preocupante. Me causa bronca porque se mezcla la política y acá no se trata de la política. Acá se trata de solucionar el problema. Que nos den una solución. Yo estoy con el Jesús en la boca y la política me importa un bledo”, recalcó. Las criticas apuntan a quienes trabajan en la municipalidad y no quieren darle visibilidad al problema. “Acá tenemos que están todos los vecinos”, dijo la mujer jubilada.
