OPINION : Profesora Marta Elena Crosa
A nadie escapa que la redefinición de la escuela secundaria es necesaria hacerla. Aspiro que en ella se prevea la recuperación de saberes, habilidades, aptitudes y actitudes perdidas luego de largos años de procesos militares, neoliberalismo e individualismo. Me entusiasma se agreguen horas de matemática y lengua (instrumentos ideales para las otras ciencias), rescaten tutorías y concentración horaria de profesores en los establecimientos pues eso ayuda al sentido de pertenencia y a la solución de problemas de aprendizaje. Toda medida que se tome para evitar la deserción escolar también me parece correcta, ej: ampliación de materias previas, sin resignar exigencias de aprobación; también hacer orientación vocacional hacia escuelas de oficios a aquellos que aún con todas las oportunidades fracasan pues les gusta «hacer» y «no estudiar las distintas disciplinas». Creo también que el docente está abierto a la capacitación si ésta lo ayuda en su tarea áulica y no significa una pérdida de tiempo como tantas veces ha pasado. Una escuela para todos, solidaria, abarcativa, no excluyente ni discriminadora, participativa y con vista a formación de ciudadanía en democracia: BIENVENIDA SEA.
Colaboración del “equipo de conducción de la Escuela Crear”
«Todo cambia»
La nueva ley de Educación Nacional declaró la obligatoriedad del nivel secundario, lo cual tiene sus consecuencias muy profundas, tanto sobre la organización institucional como sobre los diseños curriculares, los criterios pedagógicos, las normas de convivencia, los sistemas de evaluación y el desempeño docente.
Para que se de una transformación verdadera es necesario tener en cuenta la comunidad con la que específicamente trabaja la escuela secundaria, es decir los adolescentes y jóvenes. Hoy con los cambios culturales sufridos es innegable que también han ocurrido cambios en la subjetividad. Estos jóvenes y adolescentes ya no son aquellos que fuimos nosotros, los hoy adultos. Ellos pertenecen a la cultura de la comunicación, de Internet, de los valores que pregona un mundo globalizado, de la cultura de la respuesta inmediata, por lo que entonces sus intereses y deseos muchas veces aparecen como «divorciados» de la propuesta pedagógica e incluso, muy alejados de su cotidianidad. Esto se observa en las aulas a través del «desinterés», «la falta de compromiso», la «abulia».
Por lo tanto no podemos continuar con modalidades de acción propia de una escuela selectiva. Para lograr el objetivo de ser inclusiva, la escuela secundaria debe, entonces, ofrecer experiencias de aprendizaje de carácter integral. No de postular un curriculum enciclopedista sino con experiencias en todas las dimensiones del desarrollo personal y que atiendan a las características de estas nuevas subjetividades.
Si bien en los últimos años se vio que el nivel tuvo un crecimiento: cantidad de establecimientos, número de alumnos y alumnas que concurren, también han ido aumentando las dificultades: la permanencia o problemas de convivencia, que muchas veces terminan en el abandono, como así también en experiencias educativas de baja calidad y poca intensidad.
Son varias las causas de estas dificultades pero no se puede dejar de lado el «quid» de la cuestión: que es la finalidad, la concepción, el modelo y la organización de la escuela secundaria en si misma. Examinar su lógica interna, sus prioridades, el horizonte para el que forma a sus adolescentes, como se inscribe en la cultura, que cosas esa cultura selecciona y enseña, que elementos son los que incluyen y que los que excluyen, son algunas cuestiones significativas a re pensar para no caer en la mirada simplista de culpabilización de los jóvenes, por no poseer lo que la escuela no logra generar en ellos.
Desarrollar una escuela inclusora o inclusiva supone un autoéxamen para volver a pensar que esperamos de nuestros alumnos/as.
No se trata de “no exigir” de “dejar hacer” “de no poner limites”.
Todo lo contrario.
Los límites y la exigencia dan lugar a la posibilidad de crecer, aprender y ser, buscando el equilibrio camino a la salud.
Se trata de pensar y CREAR una escuela secundaria donde se entienda a los jóvenes estudiantes, se tengan en cuenta los lazos intergeneracionales, se abran caminos de perspectiva para así potencializar las escuelas en función de estos alumnos nacidos en el siglo XXI, construyendo siempre una sociedad plural y democrática.