“Tanto la diabetes, la obesidad y la hipertensión constituyen enfermedades crónicas que afectan a una parte importante de la población y la mayoría de quienes las padecen son pacientes que deben seguir un tratamiento y un régimen alimenticio estricto y apropiado durante muchos años, incluso toda una vida” indicó Amiano.
“En este sentido creemos fundamental que el gobierno municipal reconozca la necesidad de establecer esta norma a fin de fomentar una cultura integradora e igualitaria para todos y todas. Las personas que tienen estas afecciones deben ejercer su derecho a ser respetados, integrados y no discriminados; por lo que es fundamental que se creen ámbitos gastronómicos en donde ellas puedan acudir junto a familiares y amigos como todo ciudadano. También es intención de esta ordenanza promover conductas nutricionales saludables, especialmente entre los niños y adolescentes, y para ello propone acciones en el ámbito de acceso público”, sostuvo la concejal.
Cada establecimiento gastronómico o de servicio de lunch tendrá la obligatoriedad de incluir en la carta de menús, volante o listado digital de su página web, un listado bien delimitado y visible con los diferentes tipos de comidas elaboradas con alimentos: sin azúcar agregada, de bajo contenido graso consignando sus valores calóricos.
Como antecedente vale recordar que en 2012, la concejal Irma Bergalio (FPV) promovió la sanción de una ordenanza que prohíbe el ofrecimiento por parte de los establecimientos gastronómicos de sal en saleros y sobres que permita el uso discrecional de esa sustancia por parte de los clientes, excepto que expresamente el comensal así lo requiera.
Según se informó la propuesta, tratada en la sesión de ayer, regirá para todo establecimiento dentro del ejido cuyo rubro sea la elaboración y venta al público de comida. Entre ellos: restaurantes, casas de comidas, tenedores libres, bares, pizzerías, locales de elaboración y venta de empanadas, parrillas, heladerías, bombonerías, venta de hamburguesas, panaderías, confiterías, sandwicherías, rotiserías, y todo local comercial que ofrezca servicios de lunch u otros similares para fiestas y eventos.
La normativa plantea la necesidad de establecer espacios gastronómicos regulados para la inclusión, el fomento y la promoción de alimentos saludables que ayuden a la prevención y el desarrollo de una vida sana para aquellos ciudadanos que padecen enfermedades.
La diabetes constituye un conjunto de trastornos metabólicos que afectan a diferentes órganos y tejidos, caracterizándose por un aumento en los niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia). En tanto la obesidad como la hipertensión son también enfermedades crónicas; la primera es una afección de origen multifactorial que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo, en cuanto que la hipertensión arterial (HTA) se caracterizada por un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en las arterias.
Las estadísticas mundiales en cantidad de población afectada, junto a sus proyecciones, revelan datos alarmantes. Según las últimas cifras de la Federación Internacional de Diabetes (IDF), en la actualidad hay alrededor de 366 millones de personas en el mundo que padecen esta enfermedad, ocasionando la muerte de 4,6 millones. Las cifras en Argentina revelan índices en alza, ya que entre 2005 y 2009, los argentinos con diabetes pasaron de 8,5 al 9,6 %, según la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud, incremento que representó un 13%. La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó que actualmente existen más de mil millones de personas obesas y la tendencia indica que el número aumentará en 50 por ciento para 2015.
A nivel mundial se estima que cerca de mil millones de personas son hipertensas, mientras que en nuestro país la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) advierte que el porcentaje de hipertensos asciende al 30 % de la población adulta.
Datos relevantes de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) mencionan que, el 52 % de los pacientes que inician un tratamiento antihipertensivo lo abandonan antes de los seis meses. Esta información corresponde a un estudio de relevancia realizado en todo el país sobre la adherencia al tratamiento antihipertensivo sobre 1800 pacientes. Lo mencionado anteriormente está en consonancia con la mayoría de los estudios llevados a cabo en el mundo que revelan que alrededor de la mitad de los pacientes dejan el tratamiento antes del año.
