Cuando el río llega a los 12.15 metros, se producen los primeros evacuados. En este caso provienen del margen este del arroyo Manzores. Se trata de unas 20 familias ubicadas sobre calle Maipú, desde Salta hasta Montevideo.
A los 13 metros, la franja de evacuados por el Manzores se extiende hasta Coldaroli, abarcando 10 o 12 familias más. Y comienza a afectar a las primeras del barrio Puerto, por acción del río que ya avanza sobre los espacios verdes de la Costanera y anega el Parque Mitre, y del barrio Camba Paso, por el desborde del arroyo Yuquerí.
En tanto, a los 13,50 metros, la cifra de evacuados se incrementa debido a que deben desalojar más familias del barrio Puerto y deben salir las primeras del Belgrano Sur, sobretodo quienes se alojan cerca de la vía muerta, cerca de calles Moreno y Liniers hacia el sur. Además el agua ya cruza las vías por debajo y comienza a ingresar en el barrio Vélez Sarfield. En total, se estiman unas 220 familias a pesar de que aún no se traspuso la cota 14, por debajo de la cual nadie debería vivir.
No obstante, hay muchas familias que siguen establecidas en zonas inundables. Natalia Duarte es una madre soltera que vive en una casa construida en madera con dos de sus cinco hijos desde hace tres meses en el barrio Nebel Sur, por calle Maipú. Al frente de su casa, hacia el oeste, se encuentra el arroyo Manzores. Admitió que la posibilidad de que se produzca una subida del río ha generado preocupación entre los vecinos. “Dicen que va a ser grande”, indicó. Tan grande que incluso llegaría hasta el lugar donde serían trasladados, el galpón ex Bagley, según le dijeron los vecinos.
“Yo no tengo muchos muebles pero la gente que si tiene, más como mi abuela que ha perdido muchas cosas”, señaló. La abuela y la hermana viven en la casa lindera, en la esquina de Maipú y Estrada. Hace tres años que se encuentra en ese lugar. La abuela durante 30 años vivió en el barrio Ex Aeroclub, en la esquina de Perú y Santa María de Oro. “Pero los ‘chorros’ la corrieron”, indicó su nieta. “Acá es más tranquilo, lo único que nos jode es el agua”, señaló la mujer.
La última creciente a la abuela “le tapó la casa”. En esa oportunidad, vino el camión municipal solo. “Tuvieron que hacer fuerza ellas”, señaló. “Mi abuela que apenas anda y mi hermana está embarazada para cesárea”, dijo. A Natalia le preocupa tener que salir de urgencia. “Acabo de tener una cesárea”, indicó.
En realidad, la abuela podría haberse ido al barrio “Los Pájaros”. Las autoridades hicieron un censo en el barrio. La promesa fue que luego de la creciente les iban a dar una vivienda. Pero “hasta ahora no pasa nada”, manifestó la vecina. Además Natalia sostuvo que vivió un tiempo en ese barrio con su hermana. “Ella se fue por la ‘vagancia’ de ahí. A ella si le tocó que le han robado. Lo único que jode es el agua. Acá se cuidan los vecinos unos a otros pero allá que? Te digo porque mi hija tiene parientes allá y se matan entre hermanos. Imaginate”, dice Natalia. Es comprensible que prefiera arriesgarse a perder un mueble en una creciente que la vida de ella o la de uno de sus hijas.
En una casa de material sobre Maipú vive Soledad junto a su marido y cinco hijos. Desde que se mudó en tres ocasiones debió afrontar inundaciones. En esas oportunidades, se trasladó a casas de familiares. Por ello, admitió que tiene inquietudes debido a que ha perdido objetos durante las crecientes. “Se me han roto muebles, he perdido ropa”, dijo.
“Levantas una mesa o una silla, la primera vez que tuve ayuda de los Plan Trabajar que vienen en el camión y te tiran nomás las cosas. Los muebles la cocina, se rompen y así he perdido muebles", recordó.
La mujer admite que “la gente de acá tiene que salir si o si pero como el lugar es tranquilo y aparte por la comodidad que tenes acá en la zona, no te queres mover”. “Lo único es que por ahí de noche, sino es la luz de mi casa, no se alumbra”, admitió. “No hay alumbrado público. No te dan importancia., además está el basural”, dice señalando la orilla del Manzores donde pastan algunos caballos. “Un vecino está reclamando porque a veces la inseguridad viene por ahí”, admitió.
Soledad admitió que hay familias que han retornado al barrio luego de haber estado un tiempo en la zona noroeste. Justamente, contó el caso de su prima que vive en el barrio Fátima. “Le roban y hay mucha inseguridad”, dijo. De la misma forma, sostuvo que conoce el caso de una mujer que vive a la vuelta que intercambió viviendas con otra familia para “venirse para estos lados por la inseguridad”.
En la creciente de 2009, cuando el río llegó a los 15,30 metros, hubo cerca de 10.000 personas evacuadas. Más de 600 familias evacuadas, 2.850 personas en total, alojadas en centros de evacuados y refugios. En tanto, los evacuados particulares fueron 2.415 familias, 6.700 personas.
En cambio, el vicepresidente del Concejo, Mariano Giampaolo, indicó que en la última inundación, cuando el río amagó con llegar a los 12 metros, sólo se produjeron traslados preventivos de poco más de una veintena de familias.
Desde 2009 a la fecha a la actualidad de han producido un número importante de traslados de zonas inundables al noroeste de la ciudad. Puntualmente al barrio “Los Pájaros”. Y se han erradicado asentamientos como el denominado Cancha Las Heras, cerca del arroyo Yuquerí, y quienes vivían en la proximidad al Manzores. Sobretodo cerca de la desembocadura, por avenida Gastelacoto, donde se inundaban fácilmente.
“La tarea pendiente no solo demanda esfuerzo presupuestario sino que también conlleva una mirada cultural y social. Hay mucha gente que no vive en determinadas zonas inundables porque le guste o porque le toco ahí. Tiene un afincamiento por cuestiones laborales, familiares. La proximidad con el río siempre es una fuente de ingresos”, dijo el edil.
