La apertura del evento fue con la lectura de la resolución del Concejo Deliberante, aprobada el pasado 3 de agosto, donde se rechaza “todo tipo de violencia, y en especial aquella donde el Estado -haciendo uso y abuso de una avanzada tecnología y de una impunidad internacional- mata, hace desaparecer pueblos enteros y viola todo tipo de derechos que protegen la dignidad humana”.
Lo aprobado por el deliberante local señala que “constituye una conducta mas condenable aún, la posición del Ministro israelí diciendo que no acepta las condiciones de la paz”, sumando críticas al “silencio cómplice de las grandes potencias y la inoperancia de los organismos internacionales como las Naciones Unidas, que observan con una actitud pasiva tanta destrucción y muerte. Donde un Estado poderoso borra de la faz de la tierra a numerosas poblaciones del Líbano y Palestina, si llegar con esas acción a lograr la paz en Medio Oriente”.
A continuación fue invitado a hacer uso de la palabra el intendente Juan Carlos Cresto, quien agradeció a la comunidad Siriolibanesa y afirmó que “estamos acá por la paz y para rechazar todo tipo de violencia”, a la vez que subrayó lo resuelto por el Concejo Deliberante, agregando que “en cada pueblo de este país debería darse una expresión de rechazo a esta guerra”.
Seguidamente se dio lectura a una carta de adhesión firmada por las Madres de Plaza de Mayo de Concordia, en la que afirman que conocen “el dolor de los pueblos que no desean la violencia y que injustamente son sometidas a ella”. Por lo que se solidarizan “con los pueblos que están padeciendo esta descarnada violencia, muerte y destrucción, que hombres, mujeres, ancianos y niños no buscaron ni buscan”. Concluyendo con un “Basta! por favor, basta a esa guerra infame que solo siembra muerte, en un mundo que solo necesita paz”.
Intereses de grande potencias
Finalmente tomó el micrófono José Famularo, quien en nombre de colectividad organizadora solicitó “un minuto de silencio por todos los muertos, sin distinción de raza, etnia, credo ni política”.
Luego del homenaje, el último orador afirmó que para que haya paz en Oriente “se deben dejar atrás los intereses de las grandes potencias”, para luego hacer una síntesis sobre lo que fue la instalación del pueblo judío en oriente medio, luego de la segunda guerra mundial “para que los judíos tuvieran su patria”. Aclarando que los pueblos de la región nunca los habían echado, que por el contrario, “fueron expulsados por los romanos o se fueron solos, y los árabes los cobijaron durante toda la vida”. Ejemplificando que cuando los cristianos los echaron de España, “fueron a parar a Turquía, Marruecos y a otros lados”, cuando en la propia “EE UU rechazaban a los barcos llenos de judíos, luego de lo que había hecho Hitler, ese desalmado, que se había ensañado con un pueblo”.
Remitiéndose a 1948, cuando las Naciones Unidas con los votos de República Dominicana y Liberia (“una colonia norteamericana”), le dieron la aprobación para el Estado de Israel. Denunciando que ya entonces “los judíos estaban preparados para invadir un territorio, lo que trajo la desgracia a Medio Oriente”.
Asegurando que los argentinos hemos sufrido en carne propia esta violencia, “con dos grandes atentados”, por un conflicto que se expande por el mundo por el accionar de “la guerrilla palestina, patriotas para su pueblo, pero para los judíos serán terroristas”. Advirtiendo allí que los judíos también han tenido terroristas, trayendo a colación el atentado que sufriera el hotel Rey David, “que fue volado con 250 personas adentro, por el que fuera primer Ministro judío”. Aseverando que “el terrorismo siempre fue empleado en esa zona”, donde inclusive “aldeas enteras árabes fueron destruidas, si bien no figuran en la historia”.
Por último, Famularo dijo que “el acto no era para descubrir cadáveres o para traer odios y cizañas”, admitiendo que “los judíos se merecen una tierra, pero deben compartirla con los palestinos”, por lo que es necesario “que devuelvan territorio a los palestinos, convivir en paz con los pueblos y dejar de lado esta potencia (en alusión a los EE UU) que ha sumido al mundo a las peores de las miserias”.
