“Esto requiere de cuantiosos recursos económicos para hacer las obras mínimas necesarias y garantizar el suministro para todos, al tiempo que desnuda la ausencia de un debate que emerge como urgente respecto de los recursos económicos y financieros”, expresó.
En este sentido, indicó que “por un lado, quienes somos los propietarios de los recursos naturales no debemos temer el hecho de reconsiderar lo que la Constitución Nacional de 1994 transformó respecto del traspaso de los recursos de la Nación a las Provincias, y con lo cual se generó un mapa que diferencia claramente entre provincias ricas y pobres”, añadió el legislador.
Por otro lado, dijo que aún espera en un rincón olvidado el debate por la Coparticipación. “Este injusto reparto –que debió ser transformado hace más de una década por mandato constitucional- marca que aún hoy la Nación se apodera de una desmesurada porción de la torta impositiva, hecho que obliga a las provincias a peregrinar hacia Buenos Aires en búsqueda de paliativos para sus raquíticas economías”.
“No olvidemos –prosiguió- que en un gesto de centralismo disfrazado de delegación de potestades, la Nación transfirió en la década del 80 lo relativo a Obras Sanitarias y en los 90 la Educación, pero no acompañó a las provincias con los recursos respectivos, lo que con el tiempo ha marcado una brecha que se amplía día a día: una Nación pletórica de recursos ante provincias empobrecidas y sin respuestas”.
El mamarracho impositivo ha llegado, incluso, a que no se cumpla con el mínimo que la legalidad indica para que sea girado a las provincias. Los números muestran una realidad: las provincias han perdido participación en el reparto. “Tal es así, que desde 2002 a hoy, las provincias resignaron a favor de la Nación 9.390 millones de pesos, equivalente a una pérdida mensual promedio de $ 134 millones en concepto de transferencias automáticas de recursos coparticipables”.
En tanto, el diputado por Entre Ríos recordó que hay muchas ciudades, y no sólo la nuestra (Gualeguaychú) que se encuentran con serios y graves problemas de suministro y potabilización del agua potable, y esas situaciones son consecuencia directa de todo el cúmulo de factores arriba señalados”.
Por último, Martínez Garbino alertó “entre toda esta maraña de derechos resignados y de concentración formidable por parte del gobierno, asoma un problema estratégico aún de mayor envergadura y que ni siquiera figura en la agenda de las conversaciones informales: el cuidado, mantenimiento y perdurabilidad de los recursos acuíferos. Ese debe ser también debate del hoy, ni siquiera del mañana, ya que puede ser demasiado tarde”, finalizó.