Manuel Belgrano, una vida…una historia

Belgrano era un joven como todos, cuando se fue a estudiar a España, consideraba más importante reunirse con los vanguardistas de la época que asistir a la universidad, lo que les dice a ambos padres en sendas cartas

 “(…)Del todo desisto de graduarme de Dr., lo contemplo una cosa muy inútil y un gasto superfluo (…) tengo que sujetarme otros 4 años más en Universidad y a qué gastar el tiempo en sutilezas de los Romanos que nada hacen al caso, y perder el precioso tiempo que se debía emplear en estudiar más útiles, con que si acaso mis ideas no tienen efecto, Vms podrán disponer como mejor les pareciese en la inteligencia que tengo por muy inútil ser Dr. pues de nada sirve.”

Madrid, Agosto 11 de 1790 ( Carta a su madre)

“(…)si es para que adquiera la Borla de Doctor, esto es una patarata para tener Yo que emplear propiamente en cosas inútiles el tiempo que en el foro de nada sirven…”

Madrid, Diciembre 8 de 1790. (Carta al padre)

  Aunque finalmente Belgrano egresó de abogado, en la universidad de Salamanca, con honores, esto le permitió solicitar a S.S. Pío VI la autorización para la lectura de los “Libros Prohibidos”, autorización que recibió y que significo un antes y un después en el pensamiento de Belgrano, hoy diríamos que le “rompió la cabeza”, leer a los grandes filósofos de la revolución francesa. Lo deja expresado en su Autobiografía:

“Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad y solo veía tiranos en los que se oponían…”

 Era un gran estadista, podía diagramar a futuro y a largo tiempo, sabía perfectamente quienes eran los grupos que componían la estructura social.

 De los comerciantes (monopolistas, por un lado, y contrabandistas, por la puerta de atrás, hoy le llamaríamos grandes importadores/exportadores) dijo:

 “Eran todos comerciantes (…) a saber, comprar por cuatro para vender por ocho con toda seguridad (…) y de mi relación inferirá el elector la proposición tantas veces asentada que el Comerciante no conoce más Patria, ni más Rey, ni más Religión que su propio interés.” Autobiografía

De los pueblos originarios:

 “(…) la proclama que expedí para hacer saber a los naturales de las Misiones, que venía a restituirlos a sus derechos de libertad, propiedad y seguridad de que por tantas generaciones han estado privados, sirviendo únicamente para las rapiñas de los que han gobernado (…)”

(…) Todos los naturales de las Misiones son libres, gozarán de sus propiedades, y podrán disponer de ellas como mejor les acomode (…) Fuente: Senado de la Nación Biblioteca de Mayo.

De la educación de los niños:

 “Los niños miran con fastidio las escuelas, es verdad, pero es porque en ellas no se varía jamás su ocupación(…) ¡Triste y lamentable estado el de nuestra pasada y presente educación! Al niño se lo abate y castiga en las aulas, se le desprecia en las calles y se le engaña en el seno mismo de su casa paternal (…) [1]

De los pobres como clase social:

He visto con dolor, sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ve otra cosa que la miseria y la desnudez; una infinidad de familia que sólo deben su subsistencia a la feracidad del país, que está por tosa partes denotando la riqueza que encierra, esto es, la abundancia(…)Esos miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas (…)deben ser atendidos hasta el último punto (…) pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y la miseria es prevenirla y atenderla en su origen” [2]

De la mujer:

“Con el trabajo de sus manos [las mujeres] se irían formando peculio para encontrar pretendientes a su consorcio; criadas de esta forma, serían madres de una familia útil y aplicada; ocupadas en trabajo que les sería lucroso tendrían retiro, rubor y honestidad”. Periódico Correo del Comercio de Buenos Aires

  Estas son solo algunas pinceladas, que el prolífico pensamiento de Belgrano dejo desde sus diversos roles: periodista, político, militar, economista, entre otros.

 La historia lo ocultó detrás de la bandera y cabría preguntarnos por qué. Qué hubiera sido de nuestra educación ciudadana, si en las primeras letras escritas por los niños y niñas, durante años, en lugar de hacer el tradicional relato sobre “el granero del mundo”, “el campo”, “la vaca”, esas composiciones (como se les llamó durante tanto tiempo) hubieran sido, “todos los naturales gozarán de sus propiedades”, “todos los comerciantes compran por cuatro para vender por ochos” “los miserables deben ser atendidos hasta el último punto”.

Tal vez hoy no estaríamos discutiendo la Asignación Universal, ni el IFE, ni estaríamos interpelando la expropiación de Vicentín, ni estaríamos aun luchando por la igualdad laboral y política de la mujer.

Que a Belgrano y sus ideas se lo haya ocultado y que nos hayan querido contar que murió pobre, mostrándonos en ello una virtud, pero sin decirnos que nació rico y perdió toda su riqueza para lograr una patria libre, a diferencia de hoy donde los ricos entregan su patria para obtener más riqueza; es verdad, murió pobre pero no murió sin antes dejar un testamento donde reclamaba cada una de las deudas que el gobierno, y las personas particulares tenían con él, dejo bien detallado cada uno de sus deudores, entre ellos Cornelio Saavedra, quien le debía 40 onzas. Dispuso que se cobrara lo adeudado, se pagará lo que debía (que también detalló) y que el saldo de los réditos se destinara para “la educación física y moral y en el mantenimiento y vestuario de la niña Mónica Manuela…” su hija. Que la historia que nos contaron fuera tan recortada no fue casualidad.

 Fue un hombre íntegro de quien deberíamos tomar todas y cada una de sus ideas:

“Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. Ay    Patria mía”

Fueron sus últimas palabras, aquel 20 de junio de 1820…y al decir de Eduardo Galeano “En eso estamos todavía”

Lic. Verónica López

[1] Pigna, F. (2004) Los mitos de la historia argentina. Grupo Editorial norma.

[2] Idem

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