Mañana Tomaselli deberá resolver la situación de los dos chiquitos

En el abanico de posibilidades que se manejan, para determinar el plan de acción a seguir con los dos menores de 4 y 2 años que hoy están alojados en la residencia juvenil del Copnaf, junto con su madre de 26 años, hay un denominador común que es la necesidad de contar con una vivienda familiar. Como ya lo señaló DIARIOJUNIO en el informe especial (http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=50787) el Estado no cuenta con resortes para hacer el seguimiento de una familia nómada, pero necesita garantizar que se cumplan los derechos de los dos menores. Ahora con el informe del Copnaf en una mano, y la información que pueda aportar el municipio en la audiencia de mañana en la otra, Tomaselli deberá decidir que hacer; si quitarle la custodia de los chicos a sus progenitores, o encarar un plan de acción que garantice los derechos de los niños, sin separarlos de sus padres. El problema central a resolver es la situación de calle, que incluso no se solucionaría del todo con una vivienda puesto que al estar todo el día trabajando en la calle, Cabrera y Nieto llevaban a los chicos con ellos, exponiéndolos a las bajas temperaturas. Una de las opciones que se analizan para dar respuesta a este particular, es intimar a los padres de las criaturas a dejarlos en una guardería u hogar de día, mientras están haciendo sus malabares o limpiando parabrisas en la calle, y que al concluir la jornada los pasen a buscar para dormir en una vivienda familiar, con la que deben contar necesariamente si no quieren perder la custodia.

Contando con una vivienda familiar, también se manejan opciones como la de visitas periódicas o incluso diarias de un operador del Compnaf que lleve un control de la calidad de vida de los chicos; pero sin vivienda, nada de esto es posible, y los menores deberían quedar internados, o ubicados en el sistema de familias de acogimiento, con regimenes de visita de sus padres para no romper el vínculo.

Como referimos en el informe especial, el Estado tiene toda su política de asistencia y protección social orientada a los estándares medios de familia, es decir, a la familia sedentaria y no cuenta con resortes para abordar este tipo de casos. De manera que las posibles soluciones se limitan a exigir el sedentarismo de la familia, lo cual es muy discutible porque sería avanzar sobre una cuestión cultural, o arbitrar los medios necesarios para adaptar las medidas de protección a la realidad que el caso propone. Por esto se entiende (o debería entenderse) que no se puede castigar a los padres por abandonar una casilla que les fuera otorgada por el Municipio, como tampoco se puede culpar a los ribereños que fueron relocalizados por la creciente del río, que pasado un tiempo volvieron a su antiguo barrio; esos ribereños volvieron al río, porque eran en gran medida pescadores y ladrilleros, como esta pareja vuelve a la calle, porque son malabaristas y limpiavidrios. Si pretendemos no caer en viejos errores, aprendamos de la historia, y ejerzamos la empatía, es la única manera de no insistir en el fracaso.

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