Mañana sábado López Echagüe estará en Concordia presentando su libro

A los efectos de ayudar la memoria, López Echagüe fue el autor del libro “El otro”, el que apareció hace algunos años (luego de la publicación de esa biografía), con su cara desfigurada a golpes en las pantallas de los televisores y muchos lo identifican como “el tipo que hizo llorar a Duhalde en el programa de Mariano Grondona”.
Sin embargo, su trayectoria profesional va más allá de esos hechos. López Echagüe publicó en diversos medios de la Argentina y el exterior, fue redactor de las revistas Humor y El Periodista, del diario Página/12, y corresponsal del periódico O´Globo, de Río de Janeiro. Entre sus libros, se destacan: El enigma del general (1991), Gajes del oficio (1993), El otro (1996), La frontera (1997), Palito. Detrás de la máscara (1998), El hombre que ríe (1999), Como viejos lobos (2001) y La política está en otra parte (2002). El otro, la biografía de Eduardo Duhalde, fue el libro de no ficción más vendido de la década del noventa.
La llegada de López Echagüe a Concordia está organizada por Ediciones Guayacán y el Movimiento Social Solidario y Participativo (MSSP).
En una nota distribuida en los medios y como un intento de explicar las razones de este libro que presentará mañana, López Echagüe dijo, «Creo que todos hemos padecido la tierra en algún momento de nuestra vida. Ausencia, inefable compromiso, atávica necesidad de escarbar para hallar respuestas. Mis mejores y más colosales amigos están bajo tierra, o sumergidos, presumo, las patas apresadas en cemento, en el acaramelado Río de la Plata. En el lodo.
En las semblanzas y breves historias que a continuación refiero, la tierra es el lugar común, esencia en ocasiones maldita, en oportunidades cargada de raro misticismo, acaso improbable preñez de historia. Cuerpos que han hecho de la vida una contínua sucesión de muertes y renacimientos. Personas que, como la tierra, exhalan el perfume y el vigor de lo irreductible, de lo permanente. Y es la permanencia, en el tiempo, en el espacio, ese estado abstracto de la presencia terca y firme, lo que los ha reunido en este libro a pesar de que entre ellos nunca jamás se han visto. En algunos casos, por razones obvias: unos han muerto. Pero la alquimia de la palabra logra a veces obsequiar forma y verosimilitud a escenas fraguadas. Reunir en estas páginas, por ejemplo, a mujeres y hombres separados por la distancia, por el tiempo y los propósitos, que, sin embargo, me tomo el atrevimiento de darlo por hecho, hoy andarían de la mano. Es más: hoy andan de la mano aunque pocos lo adviertan, y en la ignorancia de semejante encadenamiento histórico e ineluctable de los sucesos, de sus derroteros, incluyo a los mismísimos protagonistas y hacedores de este paisaje figurado en el que tienen cabida el cálido vozarrón de un asentamiento del norte de Rosario, la esquiva cadencia de los campos del noroeste de Córdoba y de Abra Pampa, norte de Jujuy, y el eterno retorno de la dictadura y su atrocidad irremisible.

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