Malvinas: dos actos en Concordia para homenajear a los caídos y ex-combatientes

Hace 24 años comenzaba la Guerra por Malvinas, nuestro territorio irredento. El pueblo argentino acompañó la gesta heróica y honestamente, pues por 149 años (desde 1833), lo había reclamado y todos los gobiernos del siglo XX reivindicaron ante tribunales internacionales los derechos de nuestro país sobre las “hermanitas perdidas”.

Fue una guerra que sacudió muchos conceptos, certezas, imaginarios y razones de los argentinos, una bisagra como pocas en nuestra historia, luego de la guerra recuperamos la democracia, supimos dolorosamente que nadie puede hacer por nosotros lo que nosotros no hagamos por nuestros medios, que el valor, el arrojo y el fervor no construyen si no son parte de objetivos, políticas y estrategias pensadas con grandeza por y para todos.

A poco de haber conmemorado una de las fechas más trágicas de nuestra historia (el 24 de marzo), acerca de Malvinas no olvidemos que los héroes fueron los soldados que sufrieron el frío, el hambre, la distancia y hasta la muerte, no los responsables, sus jefes, que se quedaron en tierra firme, que se rindieron ignominiosamente; que el gobierno militar demostró que sólo sabía usar las armas en contra y no a favor del pueblo; que justamente hizo lo contrario a una de las enseñanzas sanmartinianas, combatir al enemigo externo, nunca contra el propio país (¿donde quedó aquel “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla” de Galtieri el 10 de abril del ’82?); que los medios y el gobierno de facto engañaron por dos meses a los argentinos acerca de las noticias de la guerra; que sumió a la mayoría de la sociedad en una honda frustración pues el arraigado sentimiento por Malvinas se transformó para las nuevas generaciones en una sensación distante.

Tras la guerra se precipitaron la caída de la dictadura, la recuperación de la democracia y la hipoteca de la deuda externa.

León Gieco cantaría en esos años: “Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente; es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente”.

Desde la Supervisión Departamental de Educación adherimos al recuerdo y proponemos un nuevo desafío, la creación de una nueva Institución, la Escuela Nº 75 “2 de Abril”, que funcionará en el barrio homónimo y que es también producto de los objetivos claros de los ciudadanos.

Un pueblo se construye en base a su historia. Un pueblo sin memoria es un pueblo que no existe como tal, sin identidad y al servicio de los intereses ajenos. Cuando el recuerdo se convierte en conciencia se puede decir que lo pasado es pasado”.

Prof. Saúl J. Dri

Supervisor Departamental de Educación

Concordia.

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