“En su mayoría, esto no fue torcido con Kirchner en el gobierno. Es más, las producciones relacionadas con la ganadería fueron y siguen siendo duramente castigadas por este proceder del Presidente y la agricultura saqueada aprovechando los buenos precios internacionales.
• Los conflictos sociales son cada vez más frecuentes y comienzan a correr el velo de mentiras que cubrió durante este tiempo al kirchnerismo ahora al igual que al menemisno antes. En definitiva, a quiénes tuvieron el poder.
• La pérdida del mercado europeo de la carne, gracias a las malas políticas intervencionistas de estos tiempos agrava aún más la situación que sufren los ganaderos y afecta a la sociedad en general.
• El desabastecimiento de combustibles y energía suficiente para suministrar a la población desnudan la falta de inversión de parte de los capitales extranjeros que manejan hoy las empresas, antes estatales, o en todo caso la falta total de previsión del estado”.
• Transporte público de trenes y subtes. Donde el abandono y la falta de inversión dejan a las claras no solo que las empresas no mejoraron el servicio, sino que no lo cumplen directamente y si lo hacen, es de tan mala calidad que está peor que antes de la privatización. Ante esto, la ausencia total de los controles del Estado, teñido además de halos de corrupción que dominan la opinión pública ante las denuncias del desvío de los subsidios destinados a la mejora de los servicios, utilización que el estado debería controlar y que al incumplir, lo transforma en participe del saqueo que sufrimos los argentinos”.
Esta política privatista impulsada y respaldada por el justicialismo en la era Menem, tuvo como cómplices y partícipes al actual presidente de la Nación, Néstor Kirchner y al tres veces gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, que también impulsó y aplaudió la privatizaciones, incluso en nuestra provincia (EPEER, BERSA, etc.). Concesiones que a nivel nacional se siguieron manteniendo en manos privadas (Petróleo, Comunicaciones, Energía, Correos, etc.).
Hoy asistimos al fracaso pronosticado de estas malas políticas privatistas, muchas de las cuales han debido ser intervenidas y reestatizadas a costa de más dineros del Estado. Ante lo cual, queda al desnudo que hubo una clara y criminal entrega de nuestras riquezas a manos extranjeras bajo una expuesta complicidad de muchos argentinos.
Ante la inevitable caída de las empresas y los problemas que se generan en la prestación de sus servicios nos quieren hacer creer que el desabastecimiento y el aumento de las prestaciones que no pueden afrontar, se debe al aumento del consumo cuando en verdad el país recién se está reponiendo de la debacle económica que produjo la salida de la convertibilidad y la recesión que sufrimos todos los argentinos entre 1998-2002 como consecuencia de las políticas montadas por el justicialismo en el gobierno e impulsadas por los factores de poder extranjeros.
Ante esto, nos planteamos la necesidad de reflexionar acerca de la verdadera responsabilidad que ha tenido el justicialismo en el gobierno: acerca de la pérdida de la calidad de vida en general y el derroche de posibilidades que hoy tiene la argentina para consolidar un crecimiento sustentable. Y es importante valorar el efecto que en este equívoco, tuvo las mil y una propagadas engañosas que en algunas oportunidades han hecho creer a la población que lo malo es bueno”.