Magnicidio: ¿Último recurso de la extrema derecha Neoliberal?

Es que es «una derecha» hecha con muchas derechas, porque llegó a ser transversal, porque no está hecha solamente con los valores de la élite, sino con el resentimiento de los sectores medios , con la sobre identificación a los valores de las «clases altas».-

Tan es así que en esta derecha transversal caben los «chacareros» y la burguesía financiera, pero también la arrogancia del «Doctor», el periodista exitoso de la gran empresa buscando ser el «empleado del mes» ,el taxista ladino que se la sabe todas y la maestra indignada, los antivacunas flemáticos, y los  jóvenes iracundos y desorientados a los cuales el fascismo cognitivo les ha desequilibrado el lóbulo frontal tanto de sectores clasistas como de los sectores populares.Como Frankestein, esta derecha es un cuerpo hecho con muchos cuerpos putrefactos, algunos de los cuales surcan la historia desde hace mucho tiempo, como López Murphy y Patricia Bulrich, revoloteando  la patria en conflicto para dar rienda suelta a su pirotecnia verbal.

Todas las convocatorias de esta derecha engendrada en el odio sistémico y permanente, fueron la moneda corriente de la simbología totalitaria y excluyente.

Son acciones beligerantes y colectivas en las que no se sabe donde termina la expresión y donde termina el odio.- Acciones hechas con muchos repertorios de beligerancia  porque son manifestaciones que han sabido apropiarse de discursos que alguna vez tuvieron otros protagonistas, con otra partituras, otras consignas y pero con el mismo fin de golpismo encubierto.

 Esta violencia puesta en todas las convocatorias es la expresión de un gorilismo perenne que se transmite de generación en generación.

En la Argentina no existe el antisemitismo (salvo en casos aislados), porque existe el anti peronismo, pero cumple la misma función que ha tenido históricamente en otros países: Es una manera que tienen algunos sectores medios y altos de reproducir las desigualdades sociales, de auto postularse del lado del Bien, que se arrogan con mucha pereza y violencia para ejercer la exclusión.

No son opiniones, sino pasiones iracundas llenas de violencias simbólicas.

Los integrantes de esta derecha no son gente democrática sino autoritaria que necesita perderse en una multitud para dar rienda suelta al resentimiento que fue macerando a la sombra de su vida privada.

Si el Justicialismo no existiera, el anti- peronismo lo inventaría.

Es una «experiencia» que les permite reproducir un orden social a través del desorden, introduciendo el caos que justificaría su intervención redentora. Porque el «gorila» amaestrado reclama para los otros un orden riguroso y para él un desorden sin responsabilidad que quiere colocarse por encima de las leyes, como el macrismo explícito. No quiere construir una sociedad, sino «purificarla» a su imagen y semejanza. En esta derecha vernácula cuesta averiguar su interior clasista profundo. Si hasta parecen gente normal, inteligentes y hasta pueden ser nuestros vecinos, ¿por qué no? Muchos tienen una biografía jalonada con títulos académicos, éxitos comerciales etc.Pero también tienen muchas frustraciones bien disimuladas, mucha evasión impositiva, mucho dólar paralelo y cuentas off shore, y no quieren que los controlen.

En sus ideas obtusas entran en la categoría política la banalización del mal, y la crueldad de sus pensamientos son disimuladas con buenos modales, autos caros y ropa de marca. Pero conviene no subestimar la violencia que encierran cada una de las palabras que despotrican. 

No hay agresión sin degradación previa, y a través de su diatriba van creando condiciones para que las fuerzas del orden hagan la tarea sucia, o sea represión. Siempre encontrarán un funcionario o un juez que calce el sayo y ordene la represión. Su maniqueísmo encuentra en la grieta su hábitat natural y se mueven como pez en el agua, o mejor dicho como un cardumen de pirañas, se agrupan donde huelen sangre y cada uno morderá a su turno.

Así fue como a fuego lento se cocinó una trama asesina que no se consumó por esas ironías del destino fatalista que persigue a muchos líderes que desnudan la impotencia de enfrentarlos en el único campo porque son inferiores a ellos, que es donde se confrontan las ideas; en el campo electoral.

Y si quedaran dudas de que es un momento en que la lucha de clase atraviesa todo el espectro social, teniendo en cuenta que Jorge Luis Borges (genial escritor) fue alguien que hizo del anti peronismo una cuestión de fe, y por eso es el paradigma  del «gorila» argentino de clase alta, muchos de ellos se paseaban en otras épocas con sus libros debajo del brazo, como si una axila ilustrada le transmitiría pensamientos intelectuales, que  disimulen su barniz cultural.

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