El 17 de junio de 2013, murió María Antonella Mirabelli con un peso de 31 kilos, sin recibir atención médica porque ella y su madre consideraban que los problemas se solucionan con la fe. Tras el revuelo por la situación, la causa judicial avanzó con distintas medidas, hasta que desde la Fiscalía se reclamó la imputación de la madre de la víctima por entender que ayudó a producir el suicidio de la joven, y de la misma manera se responsabilizó a la abuela por haber instigado. Pueden ser condenadas hasta a cuatro años de prisión efectiva.