Macron recibe un apoyo masivo de los franceses y es el nuevo presidente electo

"Esta noche se abre una nueva página de nuestra larga historia. Quiero que sea la de la esperanza y la de la confianza recuperadas", declaró Macron, quien encabezó un acto de festejo muy solemne, frente al Museo del Louvre junto a su esposa Brigitte y su equipo de campaña. Reconoció que muchos lo votaron en segunda vuelta para evitar un triunfo de la extrema derecha. "Sé que esto no es un cheque en blanco", dijo. También se refirió a los votantes de Le Pen. "Hoy ellos expresaron un sentimiento de rabia, de impotencia; en algunos casos, convicciones. Durante mis cinco años haré lo posible por asegurar que ya no haya razones para votar por los extremos", expresó Macron, quien asumirá el cargo a más tardar el 14 de mayo. El futuro presidente liderará una Francia muy dividida, entre las zonas urbanas y las desheredadas, como el desindustrializado norte. Esta división alcanzó ayer extremos nunca vistos: París votó en un 90 por ciento por Macron. En contraste, Le Pen ha ganado en Calais, en uno de los puntos calientes de la inmigración en Europa, donde superó el 57 por ciento.

Macron, quien ha demostrado carácter ante los desafíos, tiene varios por delante, como un desempleo endémico de 10 por ciento, un gasto público agobiante y que tara a la economía privada, la lucha contra el terrorismo islamista y la crisis de la Unión Europea (UE) "Combatiré las divisiones que nos lastran", declaró, asegurando que había escuchado "la ira, ansiedad y dudas" de sus compatriotas.

Aunque Marine Le Pen, de 48 años, perdió por amplio margen, la suya no es una derrota en toda regla, ni para ella ni para su Frente Nacional (FN), que ha convencido a un 34,30 por ciento de los franceses. Anoche la felicitaron varios líderes de la extrema derecha europea. El holandés Geert Wilders le aseguró que dentro de cinco años de seguro ganará. El FN ya está entre las principales fuerzas políticas del panorama nacional, más aún con el profundo colapso que ha sufrido el socialismo gobernante y la crisis casi igualmente grave del centroderecha neogaullista. Ambas fuerzas tradicionales y hasta hoy dominantes en Francia se quedaron afuera del ballotage. Por esto, anoche Le Pen les prometió a sus militantes que "estaré al frente del combate" en las legislativas de junio, cuando espera superar con creces los dos diputados actuales. Ambos candidatos mantuvieron una conversación telefónica "breve" y "cordial" cuando ya era un hecho la victoria de Macron. Nada más conocerse la victoria, una explosión de alegría recorrió la explanada del Louvre llena de militantes de "¡En Marcha!". "Es un símbolo de esperanza. Es como Obama hace ocho años. Es la juventud, la oportunidad", exclamó Jean-Luc Songtia, un taxista de 36 años.

Comentaba ayer el diario El País: "Si hace unos meses, en el mundo convulsionado por la irrupción de Trump y la salida de Reino Unido de UE, alguien hubiese pronosticado que los franceses elegirían un presidente europeísta y liberal, defensor de la globalización y partidario de la apertura de las fronteras a las personas y las mercancías, habría pasado por un desinformado o un incauto. Si, además, este candidato hubiese sido banquero de inversiones solo nueve años después de la caída del banco Lehman Brothers, y ministro de Economía del presidente más impopular de la V República, cualquier consultor electoral le habría aconsejado que se olvidase de aspirar a la presidencia". En apenas un año, desde que fundó su movimiento independiente "¡En Marcha!", Macron se abrió paso en un país en el que los dos grandes partidos tradicionales de izquierda y derecha se alternaban en el poder desde hace medio siglo. Se los llevó por delante en la primera vuelta con un programa europeísta y liberal. Para la segunda vuelta partía con una ventaja holgada. Pero eso no le impidió un susto de último minuto, con un pirateo informático masivo de documentos cuyo origen se desconoce. Aunque muchos sospechan que la Rusia de Vladimir Putin está detrás del hackeo. Putin es otro de los perdedores de ayer, dado que su aparato de propaganda jugó abiertamente con Le Pen.

Para el mundo estas elecciones son un termómetro que mide la fuerza de los populistas y toma el pulso a la Unión Europea tras el triunfo del Brexit. Alemania fue la primera en congratularse de "una victoria para una Europa fuerte y unida", en palabras del portavoz de la canciller Angela Merkel. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se sumó a las felicitaciones por este voto a favor de un "futuro europeo". El euro acogió la victoria de Macron con una leve subida en los primeros intercambios en Asia.

Al otro lado del Atlántico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, felicitó a Macron, declarándose "ansioso por trabajar con él". Pero su predecesor, Barack Obama, hizo algo más: lo apoyó públicamente durante la campaña. Le Pen es una simpatizante de Trump, como todos los populistas de derecha europeos. Ahora, todas las miradas se trasladan a las legislativas del 11 y 18 de junio. Macron tiene otra campaña difícil por delante.

 

El otro ballottage

El 5 de mayo de 2002, el neogaullista Jacques Chirac vencía en el ballottage a Jean-Marie Le Pen con un aplastante 82% a 18%. Un récord que ayer no pudo repetir Macron. Marie Le Pen casi dobló los votos de su padre. Chirac tenía el apoyo de la extrema izquierda, que esta vez se abstuvo de dar su respaldo a Macron.

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