Desde que dejó el poder, el ingeniero decidió no hacer declaraciones públicas y según informaron personas cercanas a su entorno “está decidido a mantener un perfil bajo, al menos por unos meses”, imitando, quizás, la actitud que tomó Cristina Fernández de Kirchner al dejar la presidencia en 2015.
El ex mandatario está viviendo una casa en Martínez, junto a su esposa Juliana Awada y Antonia, la hija de ambos, en el barrio de San Isidro. Además ocupa una oficina en Olivos desde la que mira la Avenida Del Libertador, ubicada a cinco cuadras de la quinta presidencial. En esa oficina del tercer piso, hay un lugar reservado para su ex compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto que concurre a reunirse con Macri más de una vez por semana.
Ajeno a la situación crítica en la que se encuentra el país luego de sus cuatro años de gestión, el ex presidente no habló con los jefes de bloques del Pro en Diputados ni en el Senado y tampoco con los titulares de los interbloques de Juntos por el Cambio. Además, en medio de la discusión por la sanción de la ley de emergencia que el Gobierno envió al Congreso, Macri viajó a Qatar junto a Juliana Awada, para ver la fase final del Mundial de Clubes entre el Flamengo y el Liverpool, por una invitación que le había enviado Gianni Infantino, titular de la FIFA.
Todavía tiene en mente la escritura de un libro sobre su gestión al frente del Poder Ejecutivo. La ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, decidió por su parte dedicarse al amor: está de novia con Enrique Sacco, el viudo de la periodista Débora Pérez Volpin. Van a pasar Navidad en Buenos Aires y año nuevo en París. El único funcionario de lo que fue la mesa chica del Pro que sigue trabajando es el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que logró retener la Ciudad de Buenos Aires.