Lula da a entender que no cumplirá la orden de arresto

SÃO BERNARDO DO CAMPO, Brasil — Rodeado por sus seguidores ante la posibilidad de un enfrentamiento con las autoridades policiales, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sugirió este viernes que no cumpliría con el ultimátum de presentarse a la prisión a más tardar a las 17:00 por su sentencia de corrupción.

Lula, un político controvertido pero aún enormemente popular, no dio señales de que viajaría voluntariamente desde su antigua sede sindical en las afueras de São Paulo a la prisión en la ciudad sureña de Curitiba, un día después de que un juez liberara la orden de arresto en su contra.

José Chrispiniano, portavoz de Lula, dijo que los abogados del expresidente habían presentado una moción de emergencia para invalidar la orden ante el Supremo Tribunal de Justicia y estaban a la espera de una resolución.

Los esfuerzos de Lula para evitar la cárcel suceden en un momento en que encabeza las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de octubre. Chrispiniano añadió que el líder brasileño no estaba considerando viajar hacia Curitiba, en parte, porque no puede costear el viaje. “No tiene dinero debido a que sus bienes fueron congelados”, indicó el portavoz por medio de un mensaje de texto.

Ante la pregunta de si Lula, de 72 años, se resistiría a cualquier intento de detención, Chrispiniano indicó: “No anticipo eso”. Los partidarios del expresidente han estado buscando cómo revertir una condena por corrupción y lavado de dinero que fue establecida en julio pasado y refrendada a finales de enero por un tribunal de apelaciones; este miércoles, el Supremo Tribunal Federal estableció que hay precedente para encarcelar a alguien después de que una segunda instancia refrende la sentencia, incluso cuando siguen pendientes más apelaciones.

El arresto de Lula muy seguramente pondría fin a sus aspiraciones de regresar al poder en las elecciones de octubre. Actualmente es favorito en las encuestas, aunque la candidatura debe ser confirmada en agosto. La llamada Ley de la Ficha Limpia prohíbe que quienes están condenados puedan postularse.

En sus viajes por todo el país, Lula se presenta a sí mismo como un político víctima de persecución y ha prometido que retomará las riendas de Brasil de los funcionarios de centroderecha que fomentaron la destitución de Dilma Rousseff, su sucesora en la presidencia, en 2016.

Los simpatizantes de Lula protestan contra el pedido de prisión

Los brasileños han quedado perplejos ante la perspectiva de un posible encarcelamiento de Lula. Para los críticos del presidente, incluidos integrantes del poder judicial, verlo detrás de las rejas sería un momento cumbre en la lucha para eliminar la corrupción sistémica en el país. Los simpatizantes del expresidente, en cambio, lo ven como una víctima de intermediarios clandestinos del poder que montaron un falso caso criminal para prevenir que él y el PT regresen al poder.

El expresidente pasó la noche del jueves en la sede del sindicato metalúrgico en São Bernardo do Campo, un municipio en las afueras de São Paulo, rodeado de partidarios.

Ese mismo sitio fue clave para su carrera política: fue allí donde Lula se dio a conocer como líder sindical en los años setenta al pronunciarse enfáticamente en contra de la entonces dictadura militar, y también fue allí donde él y otros líderes de izquierda formaron un movimiento político que se transformó en el PT y lo llevó a la presidencia.

Cientos de simpatizantes acamparon en las calles afuera del edificio durante la noche, desde donde gritaban consignas a favor del exmandatario. “No queremos rendirnos, ¡queremos a Lula en el poder!”, gritaba un grupo de activistas mientras ondeaban una bandera roja.

Lula no hizo apariciones públicas durante la noche. Se reunió en privado con seguidores y otros líderes del PT mientras evaluaba si rendirse o no, y cuándo hacerlo. No queda claro qué sucederá después de las 17:00 si no lo hace, o cómo reaccionará la policía federal.

“Estamos aquí para darle a Lula la fuerza de resistir”, dijo Maria Aparecida Mattos, de 49 años, quien contó que uno de los programas de Lula le permitió acceder a una vivienda subsidiada para madres solteras. “Hoy, otras mujeres no tienen la misma esperanza y eso me rompe el corazón”.

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