A continuación el texto completo:
“Carta Abierta a mis conciudadanos”:
“Se invisibilizan éxitos, se potencian fracasos y se distorsionan cifras en la guerra de todos contra todos. Pero algunos no estamos en guerra y no queremos tirar contra hermanos. El tiempo de lucha por la paz y por la vida no se rifa. La pelea debería ser hoy por mejorar la calidad de vida de los argentinos.
En mis recorridas por las provincias encontré obras terminadas pero no inauguradas en medio de una campaña electoral. Me pareció raro. Pregunté la causa y la respuesta fue que el gobierno provincial era de otro signo político al del presidente, que había que esperar las nuevas elecciones para inaugurar después con el que viniera.
Se roban proyectos en el congreso de aquellos que cesaron en sus bancas, sin hacer siquiera mención de su autor. Se inflan presupuestos aún en la pandemia. Se anticipan pagos de obras que nunca se terminan. En algún juzgado, la libertad tiene precio. No hay república sin los tres poderes funcionando dentro de sus delimitadas competencias. No habrá democracia posible si no recomponemos el sistema de partidos, lo que no se logrará si no se recupera la credibilidad a partir de un cambio de conductas.
Se podrá calmar la conciencia con un acto de caridad o lograr soluciones temporales y/o puntuales desde la labor de una ONG, pero el ordenamiento de la sociedad, la solución de sus problemas de fondo, la definición de un modelo social y su implementación, sólo desde la política puede hacerse. Como el médico necesita del bisturí para operar, la política necesita de partidos en condiciones de generar las transformaciones que el pueblo y los tiempos reclaman, y si las fuerzas no alcanzaran deberán buscarse los puntos en común que se tengan con otros y que permitan avanzar hasta donde las coincidencias permitan. Si la crisis es profunda y la situación es grave, se deberán buscar coincidencias en los trazos gruesos con los que piensan diferente, estableciendo políticas de estado. Hasta ahí llegará el compromiso, para ponerse en marcha y superarla.
Hoy dentro de las difusas estructuras partidarias conviven posiciones diferentes, los que pregonan y creen en la libertad, la república y la democracia, y los autócratas, los fundamentalistas que descreen de ellas, las limitan y las destruyen. Los que hacen de la corrupción una forma de vida, por un lado, y los que entienden que la corrupción mata y hace inviable cualquier modelo de sociedad, por el otro. Los que entienden que el país se engrandece igualando para arriba y se destruye igualando para abajo, generando dependencia del ” gobernante protector”, que hablará de combatir la pobreza mientras la mantiene y la incrementa para aumentar su caudal de votos y adherentes.
Si no recuperamos la movilidad social ascendente una creciente decadencia nos espera y cada día que pase, será más difícil evitarla.
Dentro de cada fuerza política conviven con mayor o menor intensidad estas expresiones; dependerá de la voluntad el buscar coincidencias para salir de caminos pantanosos hasta llegar a tierra firme, donde cada uno seguirá con su prédica, su historia y sus banderas.
Fundamentalistas y corruptos, abstenerse. A los vacilantes les digo no perturben. A los demócratas, republicanos, dispuestos a construir un país con libertad y justicia social los convoco a arremangarse y retomar la marcha pues estamos atrasados en la tarea. Ni el cuarenta y siete por ciento ni el cuarenta y uno por ciento móviles, sólos, podrán arreglar los problemas del país. Sólo la unidad nacional de los libres de espíritu y los justos logrará hacerlo. Que la luz se haga o el infierno nos trague.
Luis “Changui” Cáceres
Dip.Nac. (M.C)
Convencional Nac. Constituyente