Manuel Luna es vendedor ambulante desde los 11 años. “Tengo 65”, indicó. Vendía sus artículos en la vereda frente al Banco Entre Ríos. “Todos estábamos en la calle. Ahora nos pusieron en este lugar donde vamos a estar más cómodos y más tranquilos. Cuando uno estaba en la calle no estaba tranquilo porque sabía que estaba en infracción y que en cualquier momento nos iban a sacar”, dijo.
Pero lo que ganaron en tranquilidad lo pierden en visibilidad y, obviamente, en ganancias. “Imaginate, estaba frente al banco. La gente cobraba, cruzaba la calle y yo tenía mi puesto ahí, Ya desde el banco ya miraba la mercadería para comprar”, dijo Luna.
“Acá cambió todo y estamos escondidos, decí que tuve la suerte de conseguir el puesto 2 y estar al lado de la puerta. Para los que están en el fondo va a ser medio duro”, manifestó.
“Recuerdo que años anteriores, dos o tres años, la venta hasta el 23, 24 daba. Después, con el correr del tiempo empezó a bajar, hasta llegar al 17, 18 y en estos últimos meses ya para el 13 o 14 no había más nada. Duraba 15 días como mucho”, indicó.
Luna dijo que deben pagar $ 3.000 por mes de alquiler. “Pienso que es medio mucho para nosotros. Si tuviéramos una venta, no digo masiva, pero medio normal. Estamos probando y éste es el primer día. Vamos a ver, si resulta seguimos y si no vamos a ver qué hacemos”, sostuvo.
Mariela es una vendedora que tenía su puesto frente al Mercado de Pulgas, en la vereda de calle Quintana. Hace tres años que estaba allí. Anteriormente estaba en la vereda del mercado, previo a su remodelación. “Quedamos afuera”, dijo respecto a su no inclusión en el Mercado. No obstante, prefiere mirar hacia adelante. “Ya pasó eso. Lo importante es que estamos acá; que la municipalidad nos está ayudando mucho. Que estamos acá adentro y que después vamos a ingresar en las Pulgas porque se van a construir arriba algunos puestos. Esto es provisorio por seis meses para que nos vayan reubicando”, dijo Mariela. Hasta el 10 de enero tienen contrato en ese lugar.
“Tenemos el techo que es lo principal para poder trabajar todos los días. Sino los días de lluvia y en el verano por el sol, sufríamos mucho en la calle”, dijo la mujer. Además sostuvo que aún resta traer los baños químicos y los boxes para instalarse de manera más prolija. “La semana que viene, después del 5 (de septiembre), nos dijeron que cada cual va a tener su puestito”, señaló.
Por otra parte, la mujer dijo que la municipalidad se va a hacer cargo del 80 % del alquiler hasta que los vendedores puedan acomodarse. En consecuencia pagarían entre $ 600 y $ 1.000 por mes. “No es tanto, pienso que lo podemos juntar entre todos”, señaló la vendedora.
Mientras tanto, desde el municipio se comprometieron a traer un pelotero y números musicales los fines de semana para atraer gente. Si bien la iniciativa tiene buenas intenciones, también se intentó lo mismo en 2003 en la ex Estación Concordia Norte cuando se establecieron los vendedores ambulantes. La experiencia no tuvo un final feliz. A diferencia de aquella experiencia, esta vez, el predio está ubicado a metros del centro y no a 20 cuadras. Por ello, los puesteros tienen esperanza de que todo salga bien. “Pienso que la gente va a venir porque ya nos conoce. Estamos todos recontentos porque nos reubicaron”, expresó Mariela.