Los vendedores de maní y garrapiñada sin lugar en la Feria de las Golondrinas

José Gauna, un vendedor de garrapiñada que habitualmente tiene su puesto en la esquina de la peatonal y 1º de Mayo, dijo: “no me dejaron trabajar porque aparentemente dicen que hay una ley, una ordenanza que nunca me la muestran”. “Sinceramente nos sentimos avasallados, como que es una represión municipal hacia la gente independiente de trabajo”, añadió.
Gauna aseguró que nadie le mostró ningún papel donde se explicite que no pueden permanecer en la peatonal. “Es todo verbal, cuando le pedimos que nos muestren la ordenanza, que la tienen que tener a mano, dicen que se olvidaron. Yo sinceramente nunca he visto esa ordenanza”, expresó.
En realidad, la ordenanza Nº 25. 677 sancionada en 1992 establece la prohibición terminante de “toda actividad de vendedores ambulantes de cualquier producto, en toda la extensión de la peatonal y sus calles transversales”. No obstante, los vendedores de panchos y garrapiñadas suelen trabajar en la peatonal durante todo el año ante el consentimiento tácito de las autoridades.
El vendedor aseguró que dejó su lugar habitual porque prefirió “cambiar de aire”. Y eligió acercarse hasta la Feria de las Golondrinas. “Pero aparentemente les molesta a los organizadores y al intendente porque lo primero que argumentan los inspectores es que son órdenes del intendente pero no traen nada escrito es todo verbal”, señaló.
“A mi mesita no llegaron pero llegaron a la mesita de un compañero y lo amenazaron de que les iban a sacar toda la mercadería. Pero esa mercadería, si no la venden en el momento, no tienen para comer”, indicó. “Estamos esperando a ver que deciden; ahora se borraron todos; se borró la Policía, los inspectores municipales”, señaló Gauna.
Enrique Alberto Klimbovsky, artesano de mates y cuchillos, señaló: “vinieron encima de los muchachos que venden garrapiñadas, maní. Lo venden todo el año, el producto lo elaboran ellos todos los días en la peatonal”, señaló. “Se han corrido del punto efectivo de ellos 50, 100 metros”, añadió.
Klimbovsky fue a pedir permiso a la Dirección de Cultura para permanecer en la plaza. “Me dijeron que no había más lugar pero creo que en todas las ferias de todos los países se venden garrapiñadas, manzanas”, dijo. El artesano se preguntó si la prohibición obedece a: “un capricho del intendente que no ha querido que estemos acá” Lo cierto es que también aparecieron los inspectores de Bromatología. “Los muchachos tienen todo, libreta sanitaria. Son muchachos que están todo el año”, indicó.

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