El brazo del Manzores se convirtió en un río y es difícil ver la otra costa desde el lugar donde calle Salta queda bajo agua. Lo único que se divisa es la parte superior de la barrera y las señales de la vía que quedaron sumergidas y algunos árboles a lo lejos. Según el testimonio de la vecina, anoche, cerca de la copa de unos sauces que se divisan a 200 metros, abrieron fuego contra un policía que está de guardia y algunos vecinos del lugar.
“Es gente del Nébel que anda robando y como no pueden acercarse porque hay policías tiran de bronca”, indicó. La vecina aseguró que el efectivo se cubrió detrás de un muro y respondió al fuego mientras que los vecinos se tiraron bajo un colectivo que estaba en la esquina. “Llamaron a Prefectura y decían que los marineros que estaban de guardia no sabían remar, para cuando llegaron ya habían pasado 45 minutos y no quedaba nadie”, dijo la vecina que pensó que en el tiroteo le habían matado uno de los dos perros que dejó en el techo de su casa. “Por suerte estaba vivo”, dijo aliviada.
Al igual que la vecina, que permanecía sentada en un sillón playero y cuidaba de sus pertenencias que estaban en la vereda, muchos habitantes de las zonas damnificadas se resisten a irse y prefieren esperar. Otros no pueden hacerlo por voluntad propia. “Acá ya no queda nadie excepto un hombre que vive ahí que no puede moverse porque se jorobó la columna anoche cargando muebles”, dijo un efectivo de la Policía que cuida la cuadra de calle Buenos Aires, entre Bolivia y Lamadrid. El río trepó cubre la entrada de todas las viviendas, excepto de las que están ubicadas en los últimos 20 metros en dirección a las vías.
En general, el agua no supera las vías del ferrocarril. Por esa razón, algunos vecinos se establecen sobre el trazado férreo y están decididos a permanecer allí. Algunas familias decidieron mudarse sobre tres vagones cedidos por ALL que están inmóviles a la altura de Roque Saénz Peña. Aunque no deben ser el mejor lugar para soportar jornadas calurosas como la de hoy, peor es estar a la intemperie.
Pero las vías hacen agua desde Mitre hacia el norte. El volumen del Manzores se multiplica varias veces y avanza a lo largo de Alberdi, Catamarca y Corrientes. En Catamarca, el agua acaricia la esquina de P. del Castillo. Esta mañana, un hombre decidió cortar P. del Castillo una cuadra antes de Catamarca para evitar el paso de los vehículos porque no había ningún agente de tránsito disponible. El agua recién había comenzado a brotar de la alcantarilla de metal ubicada en el centro de la intersección. Un perro desorientado chapoteaba en el agua verdosa cubierta de desperdicios, entre ellos una puerta de una heladera flotando a medias como una balsa herida de muerte, e intentaba ingresar en una de las viviendas cerradas y vacías.
Algunas familias del barrio Nébel que viven cerca del Manzores improvisaron refugios con maderas y carpas con toldos y se ubicaron en la esquina de las vías y boulevard San Lorenzo. Al fondo del boulevard, a la altura de la playa Nébel, sólo se observa el techo de un vestuario que sobresale del agua. Más allá, la superficie del agua muestra como el río corre con una fuerza inusitada. El Uruguay es un caballo desbocado y embravecido; nadie sabe cuando volverá ser el pingo manso y calmo al que todos están acostumbrados.