Los trenes, publicidad sin debate

Del análisis de esta problemática surgió la nacionalización de los ferrocarriles y el desarrollo industrial y regional que se tuvo su auge a mediados del siglo pasado cuando existían 37 fábricas que producían desde rieles a locomotoras pasando por todo tipo de vagones, en esos tiempos fuimos vanguardia mundial las tecnologías vinculadas a este tipo de transporte imprescindible para un país con las extensiones que tiene Argentina. 

Desde Proyecto Sur nos ocupamos de desempolvar varias cuestiones estratégicas y logramos ponerlas en agenda, una de las principales, es la ferroviaria, pero lamentablemente se lo ha hecho de una forma que contradice el espíritu de aquellos pensadores del siglo XX que nos inspiraron y que luchaban por la emancipación nacional.

Los trenes comenzaron su decadencia con Frondizi y pasando por Menem, se dio una drástica reducción de 36.000 km a 8.000 km de ferrocarriles, la reducción de más del 80% del personal, el  abandono y robo (4000 vagones solo del Belgrano Cargas) de bienes millonarios sin que existiera una auditoría hasta la fecha.

Aún venido a menos por décadas de desinversión, en los años `90 la destrucción de lo que quedaba del sistema ferroviario implicó una tragedia social y demográfica, provocando aislamientos, la falta de competitividad de los transportes alternativo y como consecuencia de ello la quiebra de pequeños y medianos productores, migraciones internas por el cierre de fuentes de trabajo, etc.

Y en la era kirchnerista se continuó subsidiando a empresas concesionarias de los ramales más rentables, que se enriquecieron a costa del mal trato y hasta de la muerte de compatriotas mientras se abandonaban las zonas menos lucrativas.

Con funcionarios incuestionablemente corruptos se importaron chatarras de España y Portugal que hoy están tiradas, mientras disparaban el proyecto del “tren bala” en beneficio de una multinacional e inaccesible a las mayorías, a esto Proyecto Sur le opuso la campaña del “Tren para Todos” que, con una menor inversión (1900 millones de dólares menos) hacíamos 18.000 km de vías (en lugar de 1000 del tren bala) reintegrando economías regionales. Por el reclamo de los acreedores de Club de París ese proyecto quedó sin financiación internacional.

Luego, en el año 2009 se realizó una condonación de todos los incumplimientos por parte de las concesionarias. Hasta que, al final del último gobierno kirchnerista y merced a las “relaciones carnales”  con la República Popular de China  -créditos/deuda mediante- se están importado hasta rieles, dejando de lado la posibilidad de generar decenas de miles de puestos de trabajo argentino.

Reconocemos que estas inversiones en materia ferroviaria sí mejoran los servicios en las zonas más habitadas del país y aunque podía haber hecho con trabajo argentino igual implica una mejora. Pero todavía falta un amplio y participativo debate sobre el rol estratégico de este medio de transporte donde las provincias tengan un poder en la definición de las políticas del área, lo mismo que verdaderos representantes de los trabajadores y usuarios.

Hoy y ante un proceso eleccionario -del cual Proyecto Sur no participa- es importante que la ciudadanía analice la seriedad de las propuestas en materia de infraestructura y transporte. Y, si vuelven a circular muchos trenes ojalá que sea para integrar el país y la región y no solo para sacar commodities a los puertos en un modelo exportador sin valor agregado como el que hoy tenemos. Si vamos a reconstruir el sistema ferroviario que no sea una nueva  “tela de araña metálica” que nos aprisione en la dependencia y la pobreza.

El extractivismo neocolonial debe ser revisado y sustituido; entonces, una alternativa sustentable de desarrollo requerirá de un medio de transporte barato, seguro y ecológico articulado en un sistema multimodal de cargas lo cual redundará en una mejor calidad de vida para los argentinos en las próximas décadas, no dejemos de reclamarlo.

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